Simón de Rojas Cosme Damián Clemente y Rubio fue un reconocido botánico español. Nació en Titaguas (Valencia) el año de 1777 en el seno de una familia numerosa. A los diez años de edad, inició su carrera eclesiástica en el Seminario de Segorbe (Castellón). Tras estudiar Humanidades durante cuatro años, se instaló en Valencia, donde estudió Filosofía y obtuvo el grado de maestro en Artes. Asimismo, destacó en el estudio de la lengua griega, latina, árabe y hebrea. Sin embargo, la carrera eclesiástica no le interesaba, por lo que la abandonó y se dedicó a su formación científica. En 1800, se traslado a Madrid para opositar a las cátedras de Lógica y Ética en el Seminario de Nobles. A pesar de no conseguir el puesto, le asignaron sustituciones en el Colegio de San Isidro. Aprovechó su estancia en Madrid para asistir a clases de árabe, botánica, mineralogía y química, lo que le permitió conocer a figuras como Casimiro Gómez Ortega (1741-1818) y Mariano Lagasca (1776-1839). En 1802 fue nombrado profesor de la cátedra de árabe. Fue entonces cuando conoció a Domingo Badía y Leblich (1767-1818) con quien viajo a Francia e Inglaterra, por lo que entró en contacto con botánicos de estos países. Asimismo, Manuel Godoy (1767-1851) le encargó una misión de espionaje en el norte de África. A su vuelta, Godoy le propuso realizar un estudio sobre la historia natural del Reino de Granada, por lo que recorrió Granada durante casi dos años recogiendo muestras de plantas y observando la adecuación de cada planta al medio natural. De igual forma, escribió obras como el Ensayo sobre las variedades de la vida común que vegetan en Andalucía (1807). Entre 1821 y 1826, tras haber participado en ciertos acontecimientos políticos, vivió en su Titaguas natal, y Madrid, donde siguió compilando datos para la Historia civil, natural y eclesiástica de Titaguas. De esta obra conservamos también un borrador parcial manuscrito titulado Apuntes para un diccionario, que contiene una lista de voces anticuadas, corrompidas o extrañas a las españolas que se utilizan en Titaguas, palabras que se pronuncian de forma alterada, vocablos propios con acepciones diferentes en español estándar, así como tecnicismos de agronomía no usuales en el español, sin olvidar valencianismos y aragonesismos.