Poco se sabe de la corta vida de Ramón Joaquín Domínguez Herbella, gallego de nacimiento, concretamente de Verín (Orense), donde vio la luz en 1811. Fue profesor de francés, como nos hace saber en la portada de su Gramática. Ello, unido sus obras sobre esta lengua, induce a pensar que debió pasar alguna temporada en Francia, donde adquiriría unos buenos conocimientos de francés. Poseía un taller propio de imprenta, en el que estampó sus diccionarios, y que tras su muerte siguió regentando su viuda, aunque no por mucho tiempo. Murió en un enfrentamiento callejero con miembros del ejército en Madrid, en la revuelta del 7 de mayo de 1848 contra el gobierno moderado del general Narváez (1800-1868), la segunda de aquel año, pues la primera se produjo dos meses antes, en la que también había participado Domínguez.
A Domínguez debemos la publicación de varias obras para la enseñanza de la lengua francesa, la Nueva gramática francesa (1844), de la que se derivan unas Reglas de ortografía francesa (1844), a las que siguió muy poco tiempo después un Diccionario universal francés-español (1845-1846) que era el diccionario bilingüe más extenso publicado hasta ese momento, con seis volúmenes, tamaño que se logra por el carácter verdaderamente enciclopédico de su contenido. La parte español-francés tiene unas 100 000 entradas, mientras que en la otra son unas 90 000. Para la elaboración de este diccionario Domínguez partió del Dictionnaire national, ou Grand dictionnaire critique de la langue française (1843) de Louis-Nicolas Bescherelle (1802-1883), publicado por vez primera tan solo dos años antes de que se imprimiese el primer volumen del suyo. Al mismo tiempo debía redactar el Diccionario nacional o gran diccionario clásico de la lengua española, el primer diccionario que lleva en su título la denominación de lengua española. Para redactarlo también siguió el de Bescherelle, del que tomó el título, el grabado inicial y el contenido, aunque también tuvo presente el diccionario académico y alguno otro más. Como el bilingüe, el monolingüe es de carácter enciclopédico, y alcanza la cifra de 145 000 entradas. Tanto la gramática como los diccionarios de Domínguez tuvieron un gran éxito, y fueron reeditados numerosas veces, especialmente el Diccionario nacional, el monolingüe que más ediciones tuvo tras el de la Academia.