Vicente García de Diego fue un latinista, lexicógrafo, etimologista, historiador de la lengua, dialectólogo, folklorista, historiador de la literatura y poeta soriano; en resumen, este autor fue uno de los filólogos más importantes y reputados de la España del siglo XX. Nació en la localidad de Vinuesa (Soria), en 1878, dentro de una familia acomodada. Su primera infancia, que transcurrió en la capital de la provincia, fue tranquila hasta 1890, fecha en la que su padre, Juan José García de Leániz (1840-1911), militar de alta graduación, cansado por la falta de interés del joven Vicente hacia los estudios, lo envió a Buenos Aires para que se ganara la vida. Al año siguiente, el futuro académico, escarmentado, consiguió ahorrar para comprarse un pasaje de vuelta y regresar a Soria, en cuyo instituto de bachillerato culminó con brillantez el acceso a los estudios superiores. A finales del último decenio del siglo XIX, se instaló en Zaragoza, ciudad en la que se licenció en Filosofía y Letras. Desde 1901 comenzó su carrera como catedrático de Latín y Lengua castellana en diferentes institutos de la geografía española: Pontevedra, Burgos o Zaragoza; finalmente, ejerció sus funciones en el afamado Instituto del Cardenal Cisneros de Madrid, íntimamente ligado a la Universidad Central de la capital española, centro en el que se jubiló en 1948. Desde 1912, bajo la tutela de Ramón Menéndez Pidal (1869-1968) y otros intelectuales de la Edad de Plata, se introdujo en la élite cultural del momento, articulada en torno a la Junta de Ampliación de Estudios y al Centro de Estudios Históricos. Asentado definitivamente en Madrid a mediados de los años 20, y gracias a sus contactos y a su valía personal, ingresó en 1926 como miembro de número (sillón A) en la Real Academia Española. En dicha institución, a la que quedaría ligado de por vida, ejerció diferentes responsabilidades: en 1932 comenzó a dirigir el truncado proyecto del Diccionario histórico y, a partir de 1942, se hizo cargo del Seminario de Lexicografía y fue nombrado bibliotecario perpetuo. De ideología conservadora, se desconoce cómo vivió los años de la Guerra Civil española (1936-1939); no obstante, al término de esta, y tras el exilio o la muerte de gran parte de sus compañeros, el soriano se convirtió en una de las personalidades más relevantes del quehacer filológico español. En 1942 fue nombrado director de la Revista de Filología Española y, dos años después, fundó la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, instrumento que empleó para dignificar y difundir dos de sus mayores pasiones: el estudio de las variedades diatópicas de la lengua y el folklore de las regiones de España. También desde 1944, y hasta 1957, dictó clases de Dialectología española en la Universidad Central (hoy, Universidad Complutense de Madrid). Tras su retiro del mundo académico, que no de la investigación, ejerció como procurador (1956-1958) en las Cortes franquistas en representación del Instituto de España. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por su constante trabajo en la Academia y por la gran cantidad de reconocimientos recibidos. Vicente García de Diego falleció en Madrid, en 1978, tres días después de haber cumplido los 100 años de edad.
El trabajo filológico de nuestro protagonista fue monumental. Su producción en forma de diccionarios, manuales y monográficos puede dividirse en seis grupos: a) los textos didácticos (Elementos de gramática latina para uso de institutos y seminarios, Ejercicios y trozos latinos: primer curso, Ejercicios y trozos latinos: segundo curso, Ejercicios de gramática castellana y trozos de autores clásicos, Manual de gramática castellana y Manual de gramática latina), compuestos durante la primera etapa de su desempeño profesional y abundantemente reeditados en distintas ciudades españolas; b) los estudios etimológicos (Contribución al Diccionario hispánico etimológico; Problemas etimológicos, discurso leído ante la Real Academia Española en el acto de su recepción por D. Vicente García de Diego y contestación de D. Ramón Menéndez Pidal el día 7 de noviembre de 1926; Diccionario etimológico español e hispánico y Etimologías españolas), que se vieron completados por la sección «Notas etimológicas», habitual en cada número del Boletín de la Real Academia Española durante los años 50 y 60 del siglo pasado; c) sus trabajos sobre la historia de las lenguas peninsulares (Elementos de gramática histórica gallega, Elementos de gramática histórica castellana y Gramática histórica española); d) los estudios sobre lingüística general (El idealismo del lenguaje: conferencias pronunciada el día 18 de febrero de 1929, Lingüística general y española y Lecciones de lingüística española); e) sus investigaciones dialectales, entre las cuales destaca su Manual de dialectología española, con el que se han formado generaciones y generaciones de futuros filólogos, y f) sus obras lexicográficas, tanto monolingües (Diccionario de voces naturales) como bilingües (Diccionario ilustrado latino-español, español-latino), que se ven completadas por su trabajo de coordinación de varias ediciones del académico Diccionario de la lengua española. Además de todos estos títulos, García de Diego dejó testimonio de su erudición en una pléyade de artículos recogidos en diferentes publicaciones periódicas especializadas. Junto con sus trabajos lingüísticos, destacan igualmente los de corte literario, así como su propia producción literaria, eminentemente poética.