Verardo García Rey fue un militar y académico español, activo durante los últimos decenios del siglo XIX y los primeros del XX. Nuestro autor nació en La Coruña, en 1872, en el seno de una familia de honda tradición militar. Destinado por sus progenitores al ejército, el coruñés hubo de contentarse con la formación castrense y, con apenas 23 años (1895), se embarcó hacia La Habana, donde combatió contra los independentistas cubanos durante los tres años que restaban para la emancipación de la isla; en estos enfrentamientos García Rey destacó por su valor, lo que le granjeó diversos reconocimientos. De vuelta en España (1898), ingresó en la Academia de Infantería de Toledo, institución en la que, por espacio de dos años, amplió su formación. En 1909, y con el grado de segundo teniente, llegó a Tánger junto con su regimiento; desde esta ciudad participaría durante un año en diversas operaciones de los prolegómenos de la Guerra del Rif (1911-1927), contienda en la que –igual que años atrás en Cuba– el gallego luchó de forma incansable, gracias a lo cual obtuvo nuevas condecoraciones. En 1910 nuestro autor estaba de nuevo en la Península y, tras vivir unos años entre Oviedo, León y Burgos, consiguió –debido a su inclinación natural al estudio– el puesto de profesor (1912) en la Academia de Toledo, centro en el que ejerció también de bibliotecario (1917-1924). Durante estos años se dedicó de lleno a numerosas actividades eruditas e intelectuales, especialmente al estudio de la vida y obra del pintor Doménikos Theotocópulos (1541-1614), conocido como El Greco, y al legado que este había dejado disperso por la provincia manchega. En 1925 ascendió a teniente, y en 1928, debido a la creación de la Academia Militar de Zaragoza, la toledana vio reducidas sus funciones, momento en el cual García Rey solicitó el paso a la reserva y se retiró a Molinaseca, el pueblo de su mujer, localizado en la comarca de El Bierzo (León), donde moriría de forma prematura en 1931. Fue miembro de la Real Academia de la Historia, de la Real Sociedad Geográfica y de la Academia Gallega.
El trabajo filológico de Verardo García Rey ocupa solo una pequeña parte de la contribución que este autor dedicó a distintas ramas humanísticas, y se concreta en su Vocabulario del Bierzo, obra compuesta durante los últimos años de su vida. Este Vocabulario, cuya base principal fue el estudio que bajo el título de El dialecto leonés publicó Menéndez Pidal (1869-1968) en 1906, constituye una detallada descripción del leonés berciano. La obra incluye, tras una descripción de la comarca, un análisis de la lengua del país a partir de sus características fonéticas, las propias del vocalismo y las del consonantismo; y morfológicas, tanto verbales como nominales. El vocabulario propiamente dicho se extiende por las páginas 37-162, y consta de unas 3000 entradas ordenadas alfabéticamente; en estas, tras la presentación en forma de lema de la voz dialectal y su categorización gramatical, se introduce el equivalente castellano y, en ocasiones, indicaciones sobre su distribución geográfica y ejemplos de uso. El Vocabulario del Bierzo de García Rey fue publicado póstumamente por el Centro de Estudios Históricos gracias a la aportación del colectivo de bercianos asentados en Puerto Rico; tras la edición príncipe han sido realizadas tres ediciones facsimilares: la primera, en 1979 (Nebrija, León); la segunda, en 1986 (Ediciones Lancia, León), y la última, en 2004, por la misma casa editorial leonesa.