Maturino Gilberti fue un religioso, gramático y lexicógrafo de origen francés y ascendencia italiana, activo en la Nueva España durante el siglo XVI; tanto su longevidad como lo abultado de su obra filológica resultan más que destacables. Nuestro autor vio la luz en la ciudad de Toulouse en 1498, sin embargo, otras fuentes apuntan a los años 1507 o 1508 y a la ciudad de Poitiers como su fecha y lugar de su nacimiento. En la actualidad, 1498 y Toulouse parecen las hipótesis más plausibles, pues en una declaración del propio autor ante el Santo Oficio novohispano, dada en 1561 por unos problemas de publicación de uno de sus textos teológicos, afirmó tener 63 años y ser natural de «Tolosa de Francia». En 1524 tomó el hábito de San Francisco y, durante los siguientes 20 años, estuvo formándose en diversas ciudades y abadías del Mediodía francés, para terminar licenciándose en Arte y Teología por la Universidad de Toulouse, su ciudad natal. En 1531 viajó a las Indias (en 1542, según las fuentes que señalan su nacimiento a finales del primer decenio del siglo XVI), concretamente a la Nueva España, con propósito evangelizador, instalándose en la zona de Michoacán. Allí entró en contacto con la lengua tarasca, y llegó a dominarla en poco tiempo. A lo largo de su vida se vio envuelto en numerosas polémicas, consecuencia del conflicto que en aquellas tierras se libraba sordamente entre agustinos y franciscanos, conflicto en el que esta última orden solía salir perdiendo; además, el origen francés de nuestro autor no lo benefició en absoluto. Los problemas llegaron hasta tal punto que el virrey Luis de Velasco (1511-1564) llegó a ordenar su expulsión, arrepintiéndose antes de que su mandato fuera aplicado; sin embargo, sí se vetó la publicación de alguna de sus obras. Nuestro autor murió en 1585, con 87 años, en la localidad de Tzintzuntzán (situada en el noroeste del actual estado de Michoacán).
Gilberti fue un gran conocedor de la lengua tarasca y el primero en trabajar sobre ella desde una perspectiva filológica; incluso llegó a supervisar otros artes sobre esa lengua, como el de su amigo y compañero Juan Bautista de Lagunas, O. F. M. (ca. 1530-¿1604?). El trabajo de descripción del tarasco realizado por el francés fue abultadísimo, la mayor parte de él publicado entre 1558 y 1559 en la imprenta de Juan Pablos Bressano, en la Ciudad de México. El primer texto en ver la luz fue Arte de la lengua de Mechuacán. Existe una edición facsimilar (Tipografía de la Oficina Impresora del Timbre, Ciudad de México, 1898) de la obra, realizada por el afamado filólogo michoacano Nicolás León Calderón (1859-1929); casi 100 años después, el historiador estadounidense Benedict Joseph Warren (1930-actualidad), especialista en el devenir de Michoacán y su lengua, realizó un segundo facsímil con estudio introductorio (Fimax Publicistas, Morelia, 1987). En 1559, solo un año después de publicar su Arte, Gilberti llevó a las prensas un vocabulario bidireccional (tarasco-español y español-tarasco), que venía a completar el trabajo gramatical previo. De este vocabulario se realizó una edición facsimilar en 1901 (Tipografía de la Oficina Impresora de Estampillas, Ciudad de México), auspiciada por el polígrafo mexicano Antonio Peñafiel (1830-1922); en 1989 el mismo Warren realizó una nueva edición de ese texto (Fimax Publicistas, Morelia). Ambas obras, Arte y Vocabulario, tanto por su calidad como por su originalidad, quedaron convertidas en referentes para todos los filólogos y lingüistas posteriores. Los siguientes materiales impresos por Gilberti –la Gramática latina, el Compendio y la Cartilla– estaban dirigidos a sus colegiales e impregnados de una clara intención pedagógica. La Gramática latina parece una mera adaptación de la de la obra del jesuita portugués Manuel Álvarez (1526-1582), de enorme difusión en los dominios hispánicos, y el Compendio de la gramática latina es solo un resumen de esta. Por último, la Cartilla para los niños […], original de 1559, parece que fue reimpresa en 1575 (Juan Pablos Bressano, Ciudad de México) dentro del Tesoro espiritual de los pobres en lengua de Mechuacán, del mismo autor. La investigación defiende la existencia de otros textos de Gilberti sobre la lengua tarasca nunca publicados, no obstante, también es posible que se tratara solo de borradores creados durante la preparación de sus grandes estudios.