Pedro o Pere Lacavalleria fue un impresor y lexicógrafo aficionado francés, activo en Barcelona durante el segundo cuarto del siglo XVII. La vida de este autor presenta importantes lagunas que la investigación no ha podido llenar. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, así como el lugar concreto de Aquitania donde este se produjo. Tampoco sabemos nada acerca de la calidad de su familia o sobre su formación académica (si es que la tuvo). Sea como fuere, los datos conservados parecen indicar que ejerció su oficio de tipógrafo en Perpiñán antes de asentarse en la capital catalana, ciudad en la que avecindó entre 1618 y 1619, dando origen a una importante saga de impresores. Nuestro protagonista falleció en la urbe que había sido su hogar durante más de 25 años en 1645.
El trabajo lexicográfico de este autor se concretó en la composición de un diccionario trilingüe español-francés-catalán, cuya edición príncipe –autoeditada– data de 1642. Tal fecha coincide con un momento muy concreto de la historia de la región catalana: la sublevación de aquel territorio frente a la Corona española y su aproximación a la francesa, que había dado comienzo solo dos años antes. Este hecho ha servido a una parte de la crítica para subrayar el carácter oportunista del texto: no en vano, se señala al catalán como la lengua natural del Principado, pero sin desmerecer la importancia del francés; al tiempo que se dedica la obra a Urbain de Maillé-Brézé (1598-1650), el gobernador de Cataluña nombrado por Luis XIV de Francia (1638-1715, rey entre 1643 y 1715). Lacavalleria era conocedor de la tradición lexicográfica y gramatical, pero no era ni un lexicógrafo ni un gramático; por este motivo, se sirvió de los trabajos producidos en Flandes durante el siglo anterior, como los de Noël de Berlaimont (¿?-¿1531?) o Gabriel Meurier (¿1520?-¿1587?), como base para su quehacer diccionarístico. El resultado fue una obra heterodoxa y poco original, pero muy práctica.
Jaime Peña Arce