Muy poco se sabe acerca de la vida de este fraile dominico. Parece que nació en Santa Fe de Bogotá en el seno de una familia criolla y hablante de chibcha (lengua también denominada mosca o muisca). Si se tiene en cuenta la fecha de fundación de su ciudad natal -1538- y que él pertenecía ya a una segunda generación de criollos, resulta factible postular su nacimiento a comienzos del último cuarto de ese siglo. Estudió con frailes españoles y desde un principio mostró gran dominio de lenguas, llegó a ser párroco de varias localidades de Cundinamarca. Al calor del III Concilio de Lima (1583), que obligaba al adoctrinamiento de los indios en su propia lengua, se fueron creando en universidades de distintas ciudades virreinales cátedras de estas lenguas, la de chibcha en Bogotá recayó en manos de nuestro autor. Fue desde esa cátedra desde donde compuso su obra más importante, Gramática en la lengua general del Nuevo Reyno, llamada mosca, cuya finalidad queda claramente explicitada en estas palabras del propio Lugo: «que aprendan los predicadores la lengua de los indios y así eviten al Señor la necesidad de hacer milagros»
Su Gramática, eminentemente descriptiva, basada en el quehacer gramatical contemporáneo a ambos lados de Atlántico, consiste en la comparación del chibcha con el latín en lo que respecta a la forma –por puro didactismo-, y con el castellano en lo que se refiere a la traducción; capítulo aparte, por lo meritorio, merece su descripción fonética. Fue publicada en Madrid en 1619 plagada de errores tipográficos, lo que, muchos años después, le valió las críticas de Humboldt. Esta obra constituye –según el grupo de investigación colombiano Muysccubun- una de las fuentes primarias de la extinta lengua muisca, y la única que fue impresa. La obra consta de tres partes: un preámbulo, una gramática y un confesionario. Originariamente debería haberse publicado acompañada de un catecismo y un diccionario, pero no fue así.
Jaime Peña Arce