Gregorio Mayans y Siscar nació en Oliva (Valencia) en 1699. Por motivos políticos, él y su familia se vieron obligados a desplazarse a Barcelona, donde Mayans estudió Humanidades con los jesuitas en el Colegio de Cordellas, el Imperial y Real Seminario de Nobles de Cordellas (Barcelona), fundado por Juan de Cordellas en Barcelona, en 1530, del cual se haría cargo un siglo más tarde la Compañía de Jesús, y que fue cerrado en 1767. De vuelta a su ciudad natal, comenzó sus estudios en la Universidad de Valencia: en 1713, Filosofía y, tres años más tarde, Derecho, que continuó en Salamanca a partir de 1719. En 1722 regresa para doctorarse en la Universidad de Valencia, donde ejercerá como catedrático de Código Justiniano hasta 1733, fecha en la que abandona su cátedra para ejercer como bibliotecario del rey en Madrid. Permaneció en esta ciudad seis años y, durante ese periodo, fue propuesto para ingresar en la Real Academia Española, pero declinó el honor. Nuevamente, en 1739, regresó a Valencia con un proyecto en mente: la Academia Valenciana; no obstante, por las enemistades que se había granjeado en la capital, la institución terminó por cerrar sus puertas al poco de inaugurarse. En 1766, tras una larga época de confinamiento y trabajo solitario, fue nombrado alcalde honorario de Casa y Corte, cargo con el que logró recuperar el reconocimiento a su labor erudita. Los últimos años de su vida los dedicó a realizar trabajos junto a su hermano Juan Antonio (1718-1801) en Valencia, donde falleció en 1781.
Mayans fue una de las figuras paradigmáticas de la ilustración española y sus publicaciones de diversa índole lo corroboran. No solo se preocupó por la maltrecha situación de la cultura en España, como se observa en sus Pensamientos literarios (1734), sino también por solucionar este problema que aquejaba a la sociedad. Reeditó las obras de importantes figuras de la filología española, entre ellas, las Reglas de ortografía de Antonio de Nebrija, Opera omnia (1782-1790) de Luis Vives, de la que se encargó su hermano tras su muerte, y Opera omnia (1766) de Sánchez de las Brozas (1523-1600). Fue el primero en componer una Vida de Miguel de Cervantes Saavedra (Briga-Real [Madriod], s. n., 1737, reimpreda por J. y R. Tonson, Londres, 1737). Sus aportaciones a la lingüística son muy variadas. Los Orígenes constituyen un corpus de tratados sobre la historia de las lenguas peninsulares, en especial de la castellana. Retomó este asunto años más tarde, en 1779, en Tractatus de hispana progenie vocis Ur. Sus Orígenes no gozaron de mucho éxito, al igual que su proyecto para mejorar el estudio de la lengua latina. Su Gramática de la lengua latina consta de seis volúmenes y fue diseñada para servir de material didáctico en algún centro de enseñanza tras la expulsión de los jesuitas. Algunos de los contenidos que componen esta Gramática ya aparecieron editados en 1769 bajo los títulos de Egemplos de las conjugaciones de los verbos y Egemplos de las declinaciones de los nombres. A estos títulos se suma la Prosodia de la lengua latina firmada con el pseudónimo de Gerónimo Grayas que Pierre de Ville (1711-17??) añadió a la edición francesa del Gradus ad Parnassum, sive Bibliotheca musarum, vel novus synonymorum, epithetorum phrasium poeticarum, ac versuum thesaurus (Hermanos de Ville, Lyon, 1742). A partir de entonces, se mantendrá en las ediciones posteriores de la obra (Hermanos de Tournes, Lyon, 1765; Joaquín Ibarra, Madrid, 1791; Cormon et Blanc, París, 1835). Otro de sus ambiciosos proyectos lingüísticos, como buen ilustrado, fue el colaborar en la constitución de una lengua universal. Para ello, le encargó a su discípulo Antonio Bordázar (1671-1744) la empresa del Diccionario facultativo, en la que Mayans también contribuyó con su Idea de un diccionario universal egecutada en la jurisprudencia civil (Valencia, 1768). Este diccionario, dividido en cinco libros que trataban distintos asuntos relacionados con el Derecho, serviría de muestra a su discípulo. Por último, cabe destacar su Retórica y el manuscrito sobre ortografía, que incluía algunas de las reflexiones que añadió a la edición de la obra de Nebrija, titulado El abecé español.
Leticia González Corrales