Vicente Naharro Grima, maestro y calígrafo, nació en Tobed (Zaragoza) en 1750. Se instruyó en Zaragoza: educación elemental y secundaria, Filosofía y Humanidades en su universidad y Teología en el Colegio Santo Tomás de Aquino, del que más tarde sería vicerrector y rector. Hacia la década de 1780 se instaló en Madrid para ejercer la docencia en una escuela propia que abrió en 1782; tras la creación de las ocho Escuelas Reales de Madrid por Real Decreto de 25 de diciembre de 1791, se le confío la regencia de la del cuartel Maravillas. En 1800 fue nombrado revisor de firmas y documentos sospechosos. En cuanto a su faceta de calígrafo, se decantó por la practicidad del método de José Anduaga y Garimberti (1751-1822), frente a la calidad y el esmero de la técnica de Santiago Palomares (1728-1796). Hacia 1816 se retiró del ejercicio profesional y, poco después, ganó un concurso de maestros convocado en la Gaceta de Madrid (22 de noviembre de 1817). Falleció en Madrid en 1823.
Vicente Naharro mostró especial preocupación por la sistematización de los métodos de educación primaria, en particular, por los de la enseñanza de la lectoescritura. Prueba de ello son los numerosos ensayos y disertaciones en materia pedagógica que vieron la luz en la primera mitad del siglo XIX: Recopilación de los varios métodos inventados para facilitar la enseñanza de leer, Nueva arte de enseñar a leer […], cuya primera aparición pudo ser en Madrid, en 1814 –aunque no hemos podido consultar esta edición–, la Memoria premiada por la Real Suprema Junta General de Caridad y el Arte de enseñar a escribir cursivo y liberal. Muchos de ellos venían acompañados de materiales para emplear en el aula: la Recopilación, por ejemplo, recoge el célebre Método práctico de enseñar a leer, cuyas ediciones en libro aparte a lo largo del siglo XIX suman, aproximadamente, dos decenas. Al parecer, la primera edición de su Silabario se imprimió en Madrid hacia 1787; sin embargo, no hemos podido confirmar estos datos. Tampoco podemos afirmar con seguridad que el silabario que cierra el Tratado sobre el modo de enseñar el conocimiento de las letras y su unión en silabas y en dicciones, para uso de las Reales Escuelas del Sitio de San Ildefonso, de la Comitiva de S. N. y de San Isidro de esta Corte (Imprenta Real, Madrid, 1791) de José Anduaga y Garimberti (1751-1822) sea obra de Naharro. Del Silabario hubo varias ediciones posteriores. Frente al tradicional sistema alfabético de enseñanza de la lectura, Naharro propugnó un método de carácter fonético que partía de la sílaba como unidad mínima. Dividió los sonidos en función de la complejidad articulatoria y dispuso el contenido en orden de dificultad progresiva. Asimismo, atendió a otras cuestiones relacionadas con la enseñanza como el uso correcto del material didáctico y recomendaciones a los maestros de educación primaria. Fuera de la Lingüística, se consideró a Naharro precursor de la Educación Física como materia escolar por su obra Descripción de los juegos de la infancia, los más propios a desenvolver sus facultades físicas y morales y para servir de abecedario gimnástico (Imprenta de Fuentenebro, Madrid, 1818). También fue autor del Nuevo método de enseñar la Aritmética por los principios del sistema decimal. Obra destinada al uso de maestros y discípulos de las escuelas de primeras letras (Imprenta de Fuentenebro, Madrid, 1821).
Leticia González Corrales