Miguel Trinidad Palma fue un pedagogo y lingüista mexicano del siglo XIX. Su vida es un auténtico enigma, pues los únicos datos que conservamos sobre él son los que constan en los preliminares de sus obras. Se sabe que nació en el estado de Tlaxcala y que desarrolló su actividad profesional, muy vinculada a la dignificación del nahua, en la ciudad de Puebla de los Ángeles, de cuyo Colegio del Estado fue catedrático de Latinidad. De ideología conservadora, fue un acérrimo seguidor del general Porfirio Díaz (1830-1915, presidente de los Estados Unidos Mexicanos entre 1876-1880 y 1884-1911), y siempre abogó por la extensión del catolicismo entre las capas indígenas del país.
Su trabajo filológico, siempre relacionado con el nahua, respondió a su interés por persuadir a la población amerindia para que cambiaran sus costumbres seculares por otras más cercanas a la moral católica. Así, en 1886, llevó a las prensas su Gramática de la lengua azteca o mejicana, un texto que llegó a ser oficial en los seminarios y en las escuelas del estado de Puebla. Además, inició las labores de redacción de un diccionario sobre esa misma lengua que, como novedad frente a las obras de Alonso de Molina, O. F. M. (ca. 1513-1579) o de Rémi Siméon (1827-1890) –esta última, basada en los trabajos de Andrés de Olmos, O. F. M. (ca. 1485-1571)–, iba a incluir consideraciones ortológicas; sin embargo, no llegó a terminarlo ni a publicarlo.
Jaime Peña Arce