Las noticias que tenemos de la vida de Papías son escasas y contradictorias, hasta el punto de haberse puesto en tela de juicio si Papías es el nombre del autor o el de su obra. Se le tiene como nacido en la península itálica, tal vez originario de la Lombardía. Por el carácter de su obra no resulta muy descabellado suponer que era miembro del clero, con conocimientos del latín. Y de los escritos religiosos. No se conoce el lugar ni la fecha de su muerte.
Papías es el autor de un Elementarium doctrinae rudimentum, diccionario monolingüe latino de unas 25 000 entradas, al que acompaña un Ars grammaticae. La primera obra fue compuesta a mediados del s. XI, entre 1041 y 1053. De ella se conserva más de un centenar de manuscritos completos, no todos ellos con el mismo contenido, pues el autor debió trabajar de modo continuo sobre el texto, del que también hay versiones reducidas. Ello prueba la fama que tuvo, y su utilidad, influyendo en otros repertorios (motivo por el que lo traemos a la BVFE, aunque solo sea latino), por lo que no es de extrañar que muy pronto fuera impreso, en 1476 (tanto en Milán como en Venecia), y que se siguiera un sinfín de ediciones. El diccionario se enmarca dentro de una de las tradiciones de glosarios medievales, la conocida como Ansileubo por la primera voz que registran. Sin embargo, Papías no se limita a poner glosas, sino que en muchas ocasiones intenta redactar definiciones, y lleva el orden alfabético hasta la tercera letra de la voz, cuando lo habitual era limitarlo a las dos primeras. Con su actitud intenta acabar con la relación que se establece en los glosarios entre las palabras y el texto, y las voces se describen en abstracto. En su interior, refleja la cultura medieval tanto por las informaciones que nos transmite como por la organización de los saberes, junto a un sorprendente rigor textual y una destacable capacidad para recopilar datos, organizarlos y transmitirlos.
El Ars grammaticae, que se copió juntamente con el repertorio léxico por su valor didáctico, es una reducción de las Institutiones grammaticae de Prisciano (floreció hacia el año 500), con reelaboración de su contenido, sin las citas de los autores clásicos, y acudiendo a otros gramáticos como Donato (s. IV). No se sabe la fecha exacta de su elaboración. Él mismo era consciente de que su gramática resultaba moderna, y gozó de un notable éxito por la facilidad de su manejo y por su extensión contenida. Así, nos ha llegado medio centenar de copias medievales del texto.
Manuel Alvar Ezquerra