Muy poco se sabe de la vida de este autor. Francés de nacimiento, profesó en la orden franciscana. Llegó a Yucatán desde España, instalándose en el convento principal de su orden en la ciudad de Mérida (estado de Yucatán, México), y con el tiempo, llegaría a dirigirlo. Dedicó toda su vida al ministerio de la evangelización, alcanzando gran conocimiento de la lengua maya. La fecha de su muerte se postula a finales del s. XVII, no obstante parte de la investigación ha propuesto –sin mucho fundamento– lugar y fecha concretos para su deceso: La Habana y 1695.
Su obra, Arte de la lengua maya, vio la luz en las prensas de la capital novohispana en 1684, diez años más tarde del final de su redacción; de hecho, no se sabe si fray Gabriel llegó a verla impresa. Fue reeditado también en México en 1888, y –en 1996– René Acuña realizó la primera edición crítica de la obra. Hay constancia de que fray Gabriel dejó un manuscrito, titulado Vocabulario maya-español español-maya, que no llegó a ver la luz; sin embargo, el contenido de este manuscrito se ha conservado en Coordinación alfabética de las voces del idioma maya que se hallan en el arte y obras del Padre Fr. Pedro Beltrán de Santa Rosa, con las equivalencias castellanas que en las mismas se hallan, de Juan Pío Pérez Bermón (1798-1859), publicada a finales del s. XIX.
Jaime Peña Arce