Antonio de Valencia fue un religioso capuchino, misionero y lingüista español, activo a finales del siglo XIX en los archipiélagos españoles del Pacífico. El periplo vital de este autor está aún por trazar. Se sabe que nació en Valencia en 1859, pero se desconoce la calidad de su familia, dónde realizó su formación y el lugar de su ordenación. De lo que sí existe certeza es de que en 1886 realizó un viaje, vía Manila, a los archipiélagos españoles de la Micronesia. Estos territorios, aunque nominalmente habían pertenecido a España desde el s. XVI, solo comenzaron a ser colonizados (y, consecuentemente, evangelizados) a partir 1885. En ese contexto, un territorio prácticamente virgen y sin rastro de cristianización, se enmarcó el viaje de nuestro autor en 1886. La estancia del capuchino en la isla de Palaos debió de ser breve, pues solo dos años después publicaba en Manila una gramática de la lengua yap. A partir de esta fecha, se pierde su pista, que solo se recupera en el intervalo 1898-1900, cuando desarrolló su magisterio en La Guajira colombiana. Debido a la dureza del trabajo, renunció al cargo en 1900. Vivió 19 años más, hasta su fallecimiento en 1919.
Valencia quiso imprimir su obra en Manila antes de regresar a Europa para que quedara a disposición de los futuros misioneros. Así vio la luz el Primer ensayo de gramática de la lengua de yap, manual formado por 142 páginas. La obra consta de dos partes: la primera presenta el abecedario de la lengua yap y las claves de su fonética; la segunda se centra en su sintaxis. Entre la página 89 y la 128 aparece un diccionario a dos columnas español-yap, que contiene la traducción en ambas lenguas de 700 voces. Desde la página 129 hasta el final aparecen unos pequeños diálogos. Cabe destacar que la temprana independencia filipina (1898) y la venta de las islas Carolinas a Alemania (1899) no permitieron el desarrollo de la labor pastoral y, por lo tanto, el uso y ampliación de este manual. La obra no fue firmada directamente por Valencia, sino que empleó un genérico padre capuchino, indicación a la que añadió las iniciales Fr. A. de V. Este hecho justifica que la autoría del texto haya sido atribuida (y siga siéndolo por muchos en la actualidad) al también capuchino Ambrosio de Valencina (1859-1914), un religioso que visitó las Carolinas en las mismas fechas y cuya producción erudita es más que considerable.
Jaime Peña Arce