Agustín de Vetancurt, religioso franciscano, nació en Ciudad de México en el seno de una familia de ascendencia canaria. Tomó los hábitos en Puebla, donde pasó más de cuarenta años en contacto con las comunidades indígenas, dedicado a su adoctrinamiento e instrucción. Regresó a la capital virreinal e ingresó en el convento de San José de los Naturales, donde desempeñó sus funciones como catedrático de Teología, Filosofía y nahua. Llegó a ser cronista general de su orden en la Nueva España. En sus escritos dejó testimonio no solo de las vicisitudes de los franciscanos en México, si no también, multitud de apuntes sobre la forma de vida indígena contemporánea y de época prehispánica, esta realidad convierte a sus escritos en una fuente antropológica de primer nivel. Vetancurt bebió de las referencias que sus compañeros predecesores Juan de Torquemada (ca. 1557-1624) y Jerónimo de Mendieta (1525-1604) habían dejado en sus textos. Tal fue el estudio de sus fuentes que Vetancurt llegó a acusar formalmente a la Monarchía indiana (Matías Clavijo, Sevilla, 1615), de Juan de Torquemada (ca. 1557-1624), de plagio de la obra de Mendieta. Cabe destacar que Vetancurt fue uno de los primeros compiladores y estudiosos del teatro misionero franciscano en el Nuevo Mundo; en este sentido destaca su monumental Teatro mexicano. Descripción breve de los sucessos exemplares, históricos, políticos, militares y religiosos del nuevo mundo occidental de las Indias (María de Benavides viuda de Juan de Ribera, México, 1698).
Su Arte de la lengua mexicana era un método simplificado para enseñar a los indígenas, considerados por el propio autor «por su naturaleza, menos capaces que los Españoles».
Jaime Peña Arce