La vida de Zambrano Bonilla es un completo enigma. Parece que no perteneció a ninguna orden religiosa aunque, según consta en la portada de su obra, fue cura beneficiario, vicario y juez eclesiástico en el convento franciscano de San Andrés de Hueytlaplan (estado de Puebla, México).
El Arte de la lengua totonaca fue impreso junto con la Doctrina del religioso –igualmente desconocido– Francisco Domínguez, cura de Jalpán (estado de México, México). Este texto, además de contener interesantes reflexiones filológicas, aporta tres pequeños vocabularios con el español y voces en los distintos dialectos totonacos, ordenados para enseñar el léxico de una manera sistemática, probablemente en relación con el adoctrinamiento religioso.
Jaime Peña Arce