Carlos Felipe Beltrán, mestizo boliviano nacido en Ocurí (departamento de Potosí, Bolivia) en 1816, durante los estertores del periodo virreinal, fue sacerdote, lingüista y poeta. Recibió una educación bastante esmerada: tras aprender las primeras letras en su localidad natal se trasladó a Oruro, donde continuó con su formación. Ya en el seminario de San Cristóbal (Sucre) se licenció en Derecho y Teología, doctorándose finalmente en esta última disciplina. En 1845 se ordenó sacerdote y ejerció como ayudante-párroco en distintas iglesias de la diócesis de Chuquisaca (antiguo nombre de la ciudad de Sucre), zona de mayoría indígena y con un nivel extremado de subdesarrollo. Nueve años más tarde, en 1854, alcanza el cargo de párroco, que ejercerá hasta su muerte en distintas localidades de la misma región. Colaboró de manera tangencial con el gobierno antichileno de Hilarión Daza (1840-1894) como miembro de la Asamblea Constituyente y diputado suplente por su provincia.
Además de obra poética sobre la difícil situación de las comunidades indígenas bolivianas, Beltrán dejó gran cantidad de estudios sobre sus lenguas: quechua y aimara. Tanto cuidó de sus ediciones que, en 1872, llegó a comprar una tipografía directamente en Estados Unidos con tipos especialmente acuñados para editar sus estudios sobre estas lenguas.
Murió en 1898 en Oruro.
Jaime Peña Arce