Esteban Terradas Illa nació en Barcelona en 1883. Siendo niño, falleció su padre y su educación quedó a cargo de un familiar que lo envió a Alemania para estudiar primaria y secundaria. Regresó a España para continuar sus estudios en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Barcelona. Compaginó la carrera de Ingeniería Industrial con la licenciatura de Ciencias, que finalizó en 1904. En 1905, en Madrid, se doctora en Física y Matemáticas, abandonando temporalmente los estudios de Ingeniería. En 1906 ganó la cátedra de Mecánica Racional de la Universidad de Zaragoza y, un año más tarde, regresó a Barcelona tras conseguir la cátedra de Acústica y Óptica de su universidad. Ya como profesor, completa sus estudios de Ingeniería Industrial en 1909. En 1911 es nombrado miembro correspondiente de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid y, en ese mismo año, fue miembro fundador de la Sección de Ciencias del Institut d’Estudis Catalans, lo cual confirma la consagración de Terradas en el ámbito científico. Desarrolló su carrera profesional bajo el auspicio de la Mancomunidad de Cataluña, así como de empresas privadas, dirigiendo importantes proyectos tecnológicos: la red telefónica catalana, de la que fue director, y la construcción del Ferrocarril Metropolitano Transversal, entre otros. En 1924, renunció a su carrera pública, fecha en la que se creó el Compañía Telefónica Nacional de España, que dirigió entre 1929 y 1931. Desde 1927 residió en Madrid, donde ejerció como catedrático de Ecuaciones Diferenciales de la Universidad Central hasta que fue destituido en 1931 por haber sido nombrado de manera irregular. Obtuvo, en cambio, la cátedra de Mecánica Racional en la Universidad de Barcelona que ocupó a la vez que atendía otras obligaciones docentes en la capital, concretamente en la Escuela Superior Aerotécnica y en la Facultad de Ciencias y de Derecho. Promovió la creación del Centro de Estudios Matemáticos durante su estancia en Barcelona, que fue breve a causa del estallido de la Guerra Civil (1936-1939). Durante su exilio en Buenos Aires (Argentina) no cesó su actividad: dio cursos y conferencias, además de participar en importantes proyectos como un aeropuerto terrestre y marítimo para la ciudad, así como otros relacionados con la red nacional de ferrocarriles. Tras proclamar su adhesión al régimen franquista, regresó a España en 1941. En Madrid, se hizo cargo de la labor investigadora en Física que se llevó a cabo tanto en la universidad como en el CSIC. Paralelamente, dirigió el diseño del Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica y la construcción de una central termoeléctrica en Ponferrada (León). Ingresó en la Real Academia Española (silla g) en 1946. Falleció en 1950.
Su obra es eminentemente científica: reseñas («Sobre el principi de relativitat», Arxius de l’Institut de Ciencies, 1, 2, 1912, págs. 84-94), colaboraciones en prensa («El problema de la longitud de las pistas en la construcción de aeropuertos», La Ingeniería, 45, 1941, págs. 538-541; «De ferrocarriles», Técnica, 45, 47, 1922, págs. 221-224, etc.) y discursos (Del arrastre por corrimiento relativo de estratos fluidos. Discurso del académico E. Terradas leído en la solemne sesión inaugural del curso de 1942-43 el día 13 de marzo de 1943, Imprenta de Aguirre, Madrid, 1943). Su discurso de ingreso a la Real Academia Española, Neologismos, arcaísmos y sinónimos en plática de ingenieros, es un largo texto dedicado a la neología, concretamente a los tecnicismos. Se abre con una disertación sobre las características del fenómeno, seguida de un análisis etimológico y un estudio diacrónico del léxico especializado.
Leticia González Corrales