José Bernardo Suárez fue una figura destacada en la educación popular chilena del siglo XIX. Nació en Santiago (Chile) en 1822. Tras aprender los primeros rudimentos e iniciarse en el estudio de las Humanidades (1836-1839), culminó su formación en la Escuela Normal de Preceptores, dirigida entonces por Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888). Poco después, en 1843, fue designado regente de la escuela anexa al Liceo de San Felipe de Acongagua (Chile), del que también fue inspector. De regreso a Santiago (Chile) en 1847, fue nombrado catedrático de Humanidades del colegio regentado por Rafael Minvielle (1801-1887). A partir de entonces, y hasta su jubilación en 1896, ocupó varias cátedras en distintos centros del país, además de ejercer como visitador de las escuelas de Valparaíso (Chile) y Concepción (Chile). Fundó una escuela para un regimiento del ejército chileno, la primera escuela nocturna de Valparaíso y la Escuela Principal de Santiago. Falleció en Santiago en 1912.
Pese a la diversidad temática de la obra de Suárez, en la que se tratan asuntos sobre la historia chilena (Rasgos biográficos de hombres notables de Chile, Imprenta Nacional, Santiago de Chile, 1863), el sistema educativo (Guía del preceptor primario i del visitador de escuelas, Unión Americana, Santiago de Chile, 1868) o la moralidad (Compendio de moral i urbanidad, arreglado para uso de las escuelas primarias, De los tiempos, Talca, 1890), toda su producción tiene un objetivo común: el didacticismo. Ante la multiplicidad de normas ortográficas que surgieron a mediados del siglo XIX fruto del debate lingüístico encabezado por Andrés Bello (1781-1865) y D. F. Sarmiento, Suárez contribuyó con un tratado descriptivo que, lejos de adscribirse a alguna de las tendencias, se limitaba a reflejar el estado de la ortografía chilena. Su aportación recibió el título de Prontuario de ortografía castellana, aunque a partir de la segunda edición (Chile, 1865) pasó a conocerse como Prontuario de ortografía práctica. La norma, basada en los principios de pronunciación y de uso, se apoyaba en un buen número de citas y ejemplos tomados de la elite intelectual chilena y española. A modo de apéndice, los vocabularios de voces de dudosa ortografía que cerraban la primera edición dieron paso en la edición siguiente a dos textos de carácter sancionador en los que se tratan cuestiones gramaticales y de estilo: «Apéndice sobre nociones de gramática práctica» y «Advertencias sobre el uso de la lengua castellana, dirigidas a los padres de familia, profesores de los colejios y maestros de escuela». Este texto fue aprobado para su empleo en las aulas de primera educación chilenas en 1865, de lo cual se informa en la tercera edición de la obra (Imprenta Chilena, Santiago de Chile, 1871). Colaboró, además, con varios periódicos nacionales, entre los que destaca el Monitor de las escuelas primarias por ser el primer periódico sobre educación popular que se publicó en Chile.
Leticia González Corrales