Antonio Andrés del Villar nació en Torrellas (Zaragoza) en 1843. Cursó la primera enseñanza en su localidad natal, donde su padre ejercía como maestro. Hacia 1853 comenzó su formación eclesiástica en el Seminario Conciliar de Tarazona (Zaragoza), aunque quedó inconclusa, pues se determinó a seguir los pasos de su padre. Cursó los estudios de maestro de enseñanza primaria, así como los de maestro de sordomudos y ciegos, lo que le permitió establecerse en Madrid como profesor del Real Colegio de Sordomudos y Ciegos en 1864. Fue también maestro en tres localidades zaragozanas, Fabara, Bujaraloz y Tarazona, y ocupó la plaza de inspector de primera enseñanza en Guipúzcoa desde 1875. En 1881, tras perder dos hijos en un accidente, se le concedió el traslado a La Rioja, donde logró importantes mejoras educativas, como la construcción de una escuela elemental en Calahorra, y otra para ambos sexos, incompleta, en Ruedas de Enciso. Desde entonces hasta su muerte, acaecida en Ciudad Real en 1916, no nos han llegado noticias.
Andrés del Villar fue autor de varias obras didácticas, fruto de su ejercicio profesional: Aritmética teórico-práctica (A. Brasé, Tarazona, 1872), de la que se publicaron hasta 26 ediciones en el último tercio del siglo XIX; El cálculo analítico. Colección selecta de problemas razonados (Imp. El Riojano, Logroño, 1891); y El diamante de la infancia, de cuya primera edición no hemos encontrado noticias. Este último es un silabario con estructura bipartita: la primera parte del tratado representa el modelo de los manuales tradicionales, es decir, varias lecciones de dificultad progresiva destinadas a la adquisición de la competencia lectora; la segunda parte, en cambio, está enfocada a cuestiones de naturaleza paralingüística, como las pausas y la entonación, con el propósito de mejorar las destrezas orales de los estudiantes.
Leticia González Corrales