Al igual que sucede en el caso de su padre, Justino Laverdure, es poco lo que se sabe acerca de la vida de Toribio Laverdure, más allá de cuestiones muy puntuales que se pueden espigar en trabajos de muy variado tipo. Así, si bien no se conoce su lugar de nacimiento, es obvio que su vida transcurre en Asturias, lugar al que su padre se desplaza entre 1862 y 1867 y donde el hijo desarrolla labores tanto académicas como religiosas: por lo que se refiere a las primeras, se sabe -por medio de la información que provee la Memoria del Instituto Local de Segunda Enseñanza de Casariego de Tapia (Madrid, 1868)- que entre el 13 de noviembre de 1867 y el 25 de abril de 1868 ocupa, como catedrático sustituto, una plaza de latín en esta institución; en cuanto a las segundas, El Carbayón. Almanaque asturiano (Oviedo, 1887) señala que en ese año el autor se desempeña como beneficiado del Cabildo de la catedral de la capital asturiana, donde, según los datos de un expediente conservado en su archivo (Archivo Catedralicio 80, ángulo de 2-5-1906, fol. 25), se encarga de la enseñanza del canto gregoriano; este mismo documento confirma que Toribio Laverdure ha fallecido ya en mayo de 1906, si bien no es posible verificar la fecha concreta.
Por lo que se refiere a su obra lingüística, esta parece guardar relación con la labor desarrollada por su padre como profesor de francés, y muy especialmente con el éxito que acompaña a su método de enseñanza de esta lengua (El maestro francés, o sea gramática franco-española). Así, a partir de ella Toribio Laverdure escribe unos Ejercicios de traducción graduada del francés a español dispuestos sobre los dos cursos del Maestro francés cuya octava edición aparece en Oviedo, en la Imprenta Católica Carlos Uría Valdés, en 1887, lo que habla de la buena acogida que consigue la obra; precisamente, en el prólogo de esta edición Toribio Laverdure indica que "como complemento de tu preciosa Gramática el Maestro francés (...), he compuesto este humilde trabajo fundado en tus principios y reglas profundamente racionales y lógicas" (p. 7), lo que explícitamente constata la relación existente entre los trabajos del padre y del hijo.
José Luis Ramírez Luengo