José Aguilera y López fue un pedagogo español del siglo XIX. Nuestro autor nació el 18 de septiembre de 1819 en la localidad de Guadix (Granada), en el seno de una familia de labradores que, a pesar de su humilde extracción, se preocupó siempre por que José recibiera una esmerada educación. En su localidad natal aprendió las primeras letras y, en compañía de otro accitano ilustre, el escritor Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891), preparó la obtención del título de bachillerato en Granada. Su formación académica se vio interrumpida por el advenimiento de la Primera Guerra Carlista (1833-1840) –estuvo luchando junto al bando liberal hasta el año 1844, pues, tras el abrazo de Vergara (1839), no todas las partidas carlistas aceptaron la decisión del general Maroto (1783-1853) y comenzaron una guerra de guerrillas en amplias zonas rurales de España–, esta contingencia frenó los deseos de Aguilera de cursar una carrera universitaria. De vuelta en Granada, y tras haber recibido una condecoración real por sus méritos de guerra –que le serviría de valiosa carta de recomendación–, comenzó a ocupar diversos cargos públicos menores en el consistorio granadino, en su Audiencia y en el gobierno provincial: fue secretario y oficial de bomberos. Simultaneó estas actividades con la asistencia a la Escuela Normal de Granada, en la que obtuvo el título de maestro en 1850. Su interés por la expansión de la instrucción a los sectores más populares era desbordante: antes de la obtención de su título ya había fundado (1849) una escuela de instrucción primaria; un año después, creó una escuela nocturna para adultos destinada a las clases trabajadoras. Además, compaginó todas estas labores con el desempeño de esas mismas actividades en distintas asociaciones de la ciudad, desde el Liceo granadino, hasta la Sociedad Económica de Amigos del País, donde impartió clases de lectura y escritura destinadas solo a mujeres. Con el tiempo, y debido al prestigio acumulado, hasta los hijos de las familias más pudientes de Granada recibieron su magisterio. Aunque desde 1853 Aguilera estaba habilitado para desempeñar el cargo docente en Escuelas Normales, prefirió dedicarse a sus actividades privadas y a la enseñanza en colegios públicos, llegando a ostentar la dirección de tres centros distintos. Aguilera mantuvo siempre una actitud reivindicativa frente al Ministerio, al que reclamaba medios y presupuesto de manera constante. Su labor pedagógica estuvo guiada permanentemente por su espíritu humanista y por su ideología, laica y progresista, que lo llevaría a ingresar en la masonería. Aguilera aplaudió la llegada de la Revolución de 1868 que puso fin al reinado de Isabel II (1830-1904) y colaboró con las nuevas autoridades en materia educativa. La Restauración borbónica, y debido al profundo respeto que su figura inspiraba en la ciudad, no perjudicó a su carrera: es más, en 1882 fue elegido para representar a su provincia en el Congreso Pedagógico Nacional y, en 1895, recibió, a instancias del Consejo de Ministros, la Gran Cruz de Isabel la Católica como reconocimiento a toda su labor. José Aguilera y López murió en Granada en 1901.
Nuestro autor compuso desde fechas muy tempranas material docente sobre diversas disciplinas, entre ellas Geografía, Gramática y Ortografía. A lo largo de su carrera, fue actualizando y aumentando constantemente los contenidos recogidos en estas obras, eminentemente prácticas. Esta realidad, junto con el hecho de que la circulación de los manuales quedara prácticamente limitado a los entornos docentes auspiciados por el propio Aguilera, ha provocado importantes problemas en la investigación del recorrido editorial de sus obras: la primera vez que sus Nociones de gramática española vieron la luz debió ser en 1854; posteriormente, este texto siguió editándose –parece haber constancia de una edición en 1869– hasta llegar a la primera edición conocida en nuestros días, la cuarta (1872); más tarde vendría la quinta (1884). Sus trabajos en materia ortográfica, en lo que se decantó por el uso del dictado para el aprendizaje de las normas, también presentan problemas de transmisión: solo se conocen dos ediciones, la tercera (1867) y la quinta (1884).
Jaime Peña Arce