Poco se sabe de la vida de este religioso franciscano. Parece que nació a finales de la centuria ilustrada en algún lugar de Castilla la Vieja. En 1807 ya estaba en las misiones californianas, concretamente en la de San Juan Bautista (en el actual condado de San Benito, al sur de San Francisco, en la costa central del estado de California), donde permaneció -casi siempre en estado de excepción- hasta 1833 en contacto con los indios mutsun. Este contacto le permitió aprender, aparte de esa lengua, una docena de idiomas amerindios.
El contexto vital de estas misiones resultó, en aquel intervalo de tiempo, sumamente turbulento. Los franciscanos fueron, junto a los dominicos, quienes respondieron al designio real de ocupar las posesiones jesuíticas en la zona más septentrional del Virreinato novohispano. No obstante, las autoridades reformistas virreinales presionaron desde un principio para que, concluida ya la colonización –según su parecer–, las órdenes religiosas abandonaran estas misiones en beneficio de sacerdotes seculares. Tras la independencia mexicana –1824–, cuyo conflicto apenas había tenido repercusión en estas tierras, los misioneros –en su mayor parte, españoles– negaron obediencia a las nuevas autoridades. Tal desacato se solventó cuando estas últimas prometieron respetar los privilegios de las órdenes religiosas. Finalizada la primera época imperial mexicana, la de Agustín Iturbide (1783-1824) –Agustín I (1822-1823)–, las reformas liberales de la nueva República –entre ellas, la secularización de estas misiones y la imposición del centralismo (1833)– produjo la declaración de independencia de los territorios más septentrionales, entre los cuales se encontraba la misión de San Juan Bautista.
En 1833, un padre Felipe muy enfermo, luchó por mantener su misión con ayuda de los rebeldes. Sin embargo, finalmente tuvo que abandonar el lugar que había sido su hogar y murió en 1840 –según otras fuentes, en 1842– en la misión de Santa Inés (en la actualidad, ciudad de Solvang, California).
Su exhaustivo estudio de la gramática de la lengua mutsun, redactado en 1816, obtuvo reconocimiento científico en 1860, año en el que el Instituto Smithsoniano de Washington –que custodiaba el manuscrito– facilitó su publicación bajo el título de Extracto de la gramática mutsun, o de la lengua de los naturales de la misión de San Juan Bautista. Al parecer, el manuscrito original conserva una desconcertante nota en su cubierta «Copia de la lengua Mutsun en estilo Catalán a causa la escribió un Catalán. La Castelana [sic] usa de la fuerza de la pronunciación de otro modo en sa [sic] alfabeto. Ve el original intitulado Gramática Californiana». Esta nota, que hace referencia a la pronunciación de fonemas palatales, lleva a suponer que la edición de 1861, de Londres y Nueva York, no partió del manuscrito original, sino de una copia parcialmente modificada.
Jaime Peña Arce