José Pío Aza Martínez de Lena fue un misionero y lingüista español nacido en Pola de Lena (Asturias) en 1865 en el seno de una familia acomodada. Desde muy joven sintió la vocación religiosa, y en 1881 ingresó en el seminario de Astorga (León) permaneciendo allí solo un año; al término de este decidió cambiar el futuro sacerdocio diocesano por el ingreso en una orden religiosa: eligió la Orden de Predicadores y el convento que esta tenía en Padrón (La Coruña). Amplió sus estudios en el monasterio de San Juan Bautista de Corias (Cangas de Narcea, Asturias) y en el monasterio dominico de Nuestra Señora de las Caldas (Las Caldas del Besaya, Los Corrales de Buelna, Cantabria), futuro seminario mayor de la Orden de Santo Domingo en España. En 1899 se ordenó definitivamente en Santander y se instaló en Valladolid, donde se licenció en Teología y Filosofía y comenzó a trabajar como profesor de esas materias en la vallisoletana Academia de Santo Tomás. En 1906, y a petición propia, fue destinado a las misiones que la Orden de Predicadores tenía en la Amazonia peruana: allí fundó diversas misiones, fue vicario provincial y un gran defensor de las comunidades indígenas del país ante el gobierno peruano; su labor en pro de la población amerindia le valió la comparación con el también dominico Fray Bartolomé de las Casas (1474 ó 1484-1566). Tras 28 años ininterrumpidos de labor misionera y pastoral, el padre Aza regresó a España, concretamente a Salamanca, para participar en el capítulo general de su orden; pese a los ruegos de su familia –forzados por la edad del religioso y su precario estado de salud– este decidió regresar a las misiones peruanas: allí murió, en Quillabamba, el 7 de octubre de 1938 angustiado por las noticias que le llegaban sobre el devenir de la Guerra Civil Española (1936-1939). En la actualidad, un centro cultural dominico, radicado en el centro de Lima, y destinado a la difusión de la cultura indígena lleva su nombre.
La labor filológica de este autor de enmarca dentro de la tradición de la lingüística misionera, que pretendía acercarse a las lenguas autóctonas de la población para facilitar su evangelización. Su obra, ampliamente aplaudida por la crítica, supuso la primera aproximación a muchas lenguas indígenas: el primer texto en ver la luz fue el Vocabulario español-machiguenga, al que siguió inmediatamente su Estudio sobre la lengua machiguenga, reeditado en 2005. Aza también es autor del Vocabulario español-huarayo y del Vocabulario español-arasairi. El escritor Mario Vargas Llosa (1936-actualidad) es uno de los mayores admiradores de la obra de este religioso.
Jaime Peña Arce