Gonzalo Bravo Grajera, oriundo de Arroyo de San Serván (Badajoz), nació hacia 1600 en el seno de una familia noble, cuya condición le permitió estudiar Jurisprudencia en Salamanca. Fue un secretario de estado de Felipe IV (1605-1665) muy vinculado a la Inquisición: ejerció como fiscal del Consejo y de los tribunales de Murcia y Palermo; como inquisidor de Sicilia, desde 1639, del Santo Oficio de Valladolid, desde 1651, y del tribunal de Toledo; y como consejero de Inquisición a partir de 1656. Asimismo, fue visitador de las inquisiciones de Toledo, Logroño, Valladolid y Cuenca. Abandonó el Consejo en 1667. Como religioso, ocupó el escalafón más alto de la jerarquía eclesiástica: fue obispo de Palencia (1666-1671), tras rechazar el obispado de Zamora, y de Coria (Cáceres) hasta su muerte en 1672.
La única aportación a la filología española que se conoce de Bravo Grajera es su Breve discurso, en que se modera la nueva ortographía de España. Se trata de un ensayo a favor de la ortografía conservadora basada en la etimología, con el que pretendía detener o, al menos, ralentizar el proceso de acomodación de la ortografía a la pronunciación.
Leticia González Corrales