Rafael María Celedón fue un religioso, obispo, poeta, filólogo y académico colombiano del siglo XIX. Nuestro autor nació en 1833 en la localidad de San Juan del César (La Guajira, Colombia) en el seno de una acomodada familia criolla del antiguo Virreinato de Nueva Granada. Huérfano de padre y madre a muy temprana edad, su educación estuvo a cargo de uno de sus tíos maternos, sacerdote, quien lo orientó hacia la carrera eclesiástica. No está claro cuáles fueron sus apellidos: parece que el paterno era Ariza, y el materno, Celedón; es probable que se decantara por el uso de este último como homenaje y agradecimiento a ese tío que hizo las veces de padre. Otras fuentes se refieren a este autor como Rafael María Celedón Manjarrés. Sea como fuere, Rafael Celedón cursó estudios de Derecho en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, prestigiosísima institución educativa bogotana –José Celestino Mutis (1732-1808) fue su rector durante largos años a finales del siglo XVIII–, que acompañó a la naciente República colombiana, formando a sus más relevantes profesionales. Culminados sus estudios, y como consecuencia de la Quinta Guerra Civil colombiana (1860-1862), librada entre conservadores y federalistas liberales, Celedón perdió todos sus bienes y se vio forzado a huir a Lima, donde se preparó para el sacerdocio. De vuelta en su país, se ordenó sacerdote en 1865 en la Ciudad de Panamá, perteneciente a Colombia en aquellas fechas. Rápidamente, regresó a su provincia y pasó a ocupar diversas parroquias en La Guajira, misionando en las zonas más elevadas de esa región (la llamada Sierra Nevada de Santa Marta), donde aún quedaban comunidades indígenas que habían vivido al margen del proceso de evangelización y castellanización, que sí se había culminado en áreas costeras. Celedón quedó convertido en el superior de esas misiones en 1867. Diez años después, fue nombrado rector del seminario provincial y realizó un viaje a Estados Unidos por motivos de salud, vivió un año en Santo Domingo y conoció Europa. Tras este periplo, a su regreso a Colombia (1886), aceptó el cargo de obispo de Santa Marta. Desde la silla episcopal dedicó muchos esfuerzos al cuidado de la misión en la que había vivido durante largos años. Murió en Santa Marta en 1902, a 69 años de edad, habiendo recibido reconocimiento por su labor pastoral y erudita. Respecto a este último aspecto, años antes había sido nombrado miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua.
Rafael Celedón destacó en su trabajo como filólogo, vertebrado en torno a la descripción de diversos dialectos de la lengua chibcha, hablados en las montañas del antiguo Estado Soberano de Magdalena, territorio del noreste de los –entonces– Estados Unidos de Colombia. La primera obra en ver la luz fue Gramática, catecismo i vocabulario de la lengua goajira, con introducción del afamado lingüista colombiano Ezequiel Uricoechea (1834-1880). Ese texto fue ampliado por Celedón y vio la luz en el tomo V de las Obras Completas de Jorge Isaacs. En 1886 publicó otro estudio, que previamente había presentado en Europa, sobre la lengua köggaba. Este texto contiene también un vocabulario español-guamaka-chimila-bintukua. En 1890 envió al Congreso de Americanistas, celebrado en París en 1890, nuevos y sendos vocabularios sobre los dialectos atanques y bintukua; estos trabajos fueron publicados en 1892. En 1899 llevó a las prensas una gramática castellana destinada a los estudiantes de las escuelas primarias del país sudamericano.
Jaime Peña Arce