Antonio de Ciudad Real nació en Ciudad Real (España) en 1551. Se formó con los franciscanos en el convento toledano de San Juan de los Reyes. Allí, después de estudiar Latinidad y Filosofía, recibió las órdenes sacerdotales en 1566. Viajó a Yucatán en 1573 con su compañero de orden Diego de Landa (1524-1589), gran conocedor del mundo maya, quien había sido designado obispo de esa diócesis. Desembarcados en Campeche, pusieron rumbo a Mérida de Yucatán, donde se establecieron. En esa ciudad, fray Antonio entró en contacto con la cultura maya, cuya lengua aprendió a la perfección. Entre 1584 y 1589 acompañó al provincial de la orden en la Nueva España, Alonso Ponce de León (¿segunda mitad del s. XVI?) en su visita a todos los conventos franciscanos del Virreinato; al término de este periplo, ambos religiosos regresaron a España. Muerto Ponce, fray Antonio regresó a Yucatán, donde fue elegido provincial y vivió numerosos conflictos con el poder civil y los encomenderos. Murió Antonio de Ciudad Real el 5 de julio de 1617.
Cuenta Eguiara y Eguren en su Biblioteca Mexicana que, de los 51 años de profesión religiosa, fray Antonio dedicó 43 a la elaboración de un gran diccionario en seis volúmenes, titulado Calepino de la lengua maya (llamado Calepino de Motul, por el lugar en el que se halló el manuscrito), que nunca pasó a las prensas. A mediados del s. XVIII existía la constancia de que se conservaban dos copias de esta obra: la primera en la biblioteca madrileña de la casa del Infantado, y la segunda –en pésimas condiciones de conservación– en la biblioteca del convento de Mérida donde fray Antonio pasó gran parte de su vida (en la BVFE registramos el ejemplar de The John Carter Brown Library). Parece que este religioso compuso, a partir de los materiales reunidos para su Calepino, dos obras lexicográficas más breves, el Diccionario castellano-yucateco y el Diccionario yucateco-castellano. El Calepino ha sido editado modernamente en tres volúmenes por el profesor del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, Ramón Arzápalo Marín.
Jaime Peña Arce