Santiago Delgado y Marín de Jesús y María, también conocido como Santiago Delgado Herrero, nació en Madrid en 1763. Este maestro y calígrafo madrileño ingresó en la Orden de las Escuelas Pías en 1780. Una vez finalizados sus estudios, enseñó en la escuela de San Fernando de Madrid y, años más tarde, en los colegios de Archidona (Málaga) y Almodóvar del Pinar (Cuenca). Hizo méritos en el arte de escribir, de cuya enseñanza se ocupó desde 1790. En 1812 alcanzó el puesto de director del Colegio de las Escuelas Pías de Lavapiés. Por desavenencias con otros maestros y sacerdotes, Delgado decidió exclaustrarse en 1821. No sabemos la fecha de su muerta ni el lugar en que pudo ocurrir.
Delgado escribe, mayoritariamente, para los niños a los que imparte clase y, dado el carácter didáctico de su obra, lo hace siguiendo el modelo erotemático; si bien existen excepciones, como la Cartilla de maestros de primera educación […], en la que propone a otros colegas su método. Su primera publicación fueron los Elementos de gramática castellana, ortografía, calografía y urbanidad [...], un breve manual de carácter enciclopédico donde reunió las nociones básicas de esas cuatro disciplinas. Se reimprimió nueve años más tarde y, en 1816, en la imprenta de Manuel Memije (Madrid), se reeditó en tres volúmenes: Elementos de gramática castellana […], Elementos de calografía castellana […], y Elementos de ortografía castellana […]. Un año después, atiende a las novedades publicadas por la Academia para redactar su Nuevo compendio de gramática castellana, ortografía y prosodia […], del que existe una segunda edición de 1818. Los subtítulos de los tres volúmenes que componen el Arte de leer teórico-práctico en ambos idiomas castellano y latino […] son: Parte primera. De las letras, sílabas y números; Segunda parte, que contiene las lecciones de sentido y afectos; y Contiene la lectura de letra cursiva y estilo corriente de cartas en ambas lenguas, y las instrucciones magistrales para echar en la niñez los sólidos fundamentos del catolicismo, y preservarles de las doctrinas anticatólicas y antisociales de los novadores filósofos. La trilogía, de dificultad progresiva, parte de unos ejercicios simples y da pautas sobre la lectura en voz alta con el fin de preparar al alumno antes de que se enfrente, en el último tomo, a ejemplos en prosa y en verso. Como calígrafo, Delgado sintetizó en los Elementos teórico-prácticos del arte de escribir […] las reglas de este arte, que tan profusas y complicadas se habían vuelto desde que el Arte de escribir por reglas y sin muestras (Imprenta Real de la Gazeta, Madrid, 1781) de Joseph de Anduaga y Garimberti (1751-1822) vio la luz. Tampoco desatendió otros saberes que completaban la educación del niño, a saber, nociones sobre urbanidad y cristianismo que desarrolló en el Catecismo de urbanidad civil y cristiana, para uso de las escuelas y seminarios del reyno, con las reglas de discreción de palabras y ceremonias en todos los casos que pueden ocurrir en el trato. Va añadido el arte de conducirse en la mesa, y trinchar con desembarazo todo género de viandas todo por preguntas y respuestas fáciles (Imprenta de Collado, Madrid, 1817). Su preocupación por la educación de los niños en todos los órdenes fue tal, que redactó una obra, titulada Cartilla precisa y necesaria de padres, madres, nodrizas, ayos y maestros para educar a los niños desde su nacimiento hasta la edad de seis años (Imprenta de don José del Collado, Madrid, 1818), dirigida a los encargados de ella para orientarlos en su tarea.
Leticia González Corrales