Antoni de Bofarull y Brocá fue un historiador, archivero, arqueólogo, filólogo, novelista, poeta y dramaturgo perteneciente a la Reinaxença decimonónica catalana. Nació en 1821 en Reus (Tarragona), en el seno de una familia de ascendencia nobiliaria. Se formó en las Escuelas Pías de su ciudad natal y se licenció en Leyes por la Universidad de Barcelona. Pese a que también se dedicó al periodismo –fundó el periódico satírico El Hongo y colaboró en otras publicaciones como crítico teatral– su dedicación principal fue su profesión de archivero. Antoni de Borafull dirigió durante 16 años el Archivo de la Corona de Aragón (Barcelona), puesto que heredó de su tío, Próspero de Borafull y Mascaró (1777-1859) –gran artífice de la revitalización de esta institución– y de su primo, Manuel de Bofarull y de Sartorio (1816-1892). Como puede verse, Antoni perteneció a una importante saga de archiveros catalanes, entre los que también destacó su hermano, Andreu de Borafull y Brocá (1810-1882). El contacto con todo el material histórico y lingüístico atesorado en ese archivo sirvió para saciar la curiosidad de nuestro personaje y estimular su capacidad investigadora y literaria. Dentro de sus intereses, destacó el estudio del pasado medieval de Cataluña, en especial de su poesía trovadoresca. Así compuso la antología Los trobadors nous (Llibreria Nacional y Estrangera de Salvador Manero, Barcelona, 1858), obra que le valió la inclusión en los círculos intelectuales de la Barcelona de la época. Estrenó varios dramas históricos, ambientados en el Medievo catalano-aragonés y escribió la primera novela histórica en catalán, La orfaneta de Menargues (Librería Española-Lliberia del Plus Ultra, Barcelona, 1862). También destacó en su faceta de historiador, centrado en el mismo periodo cronológico. Fue miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona e impulsor de la recuperación de los Juegos Florales, de orígenes medievales, en esa misma ciudad.
Respecto a su labor filológica cabe destacar que esta se centró en los intentos de fijación, unificación y dignificación de la lengua catalana, tal como era habitual en ese periodo. Lo hizo mediante la redacción de estudios sobre la diacronía de esa lengua y a través de la creación de manuales de enseñanza del catalán.
Adolfo Blanch y Cortada fue un poeta, gramático, historiador y periodista nacido en Alicante en 1832. Aunque vio la luz en la ciudad levantina, rápidamente fue a Cataluña, pues su familia era catalana, y allí pasó su infancia. Estudió Letras y Derecho en la Universidad de Barcelona y trabajó como periodista –especialmente como periodista económico– colaborando en diversas publicaciones desde las que defendió con fiereza posturas proteccionistas. No obstante, su principal interés fue la poesía: en 1854 publicó su primera antología poética en español, Fuegos fatuos Bosch, Barcelona, 1854), e incluyó un poema en catalán «Cantos del Laletà». Desde 1859 participó en los Juegos Florales de Barcelona, torneo poético medieval recuperado por los intelectuales de la Reinaxença; en 1868 fue maestro del gay saber y al año siguiente, presidente. En 1888 apareció póstumamente otra recopilación de poemas suyos, Poesías catalanas (Imprempta La Renaixensa, Barcelona), cuyo estilo puede asimilarse al del Romanticismo conservador de la época. Su obra poética en catalán, sus estudios sobre la influencia poética de Juan Boscán (1492-1542) en la literatura española y su labor como historiador del Medievo en el Principado de Cataluña y en toda la Corona de Aragón le valieron el ingreso en la Academia de Buenas Letras de Barcelona y su inclusión en las élites intelectuales de la Ciudad Condal de la segunda mitad del siglo XIX. Murió en 1887 siendo secretario de la Universidad de Barcelona.
Su labor filológica, en consonancia con la de otros miembros de la Reinaxença decimonónica catalana, se centró en la recuperación, fijación y dignificación de su lengua vernácula. Esta dedicación cristalizó en la Gramática de la lengua catalana, publicada junto a Antoni de Bofarull (1821-1892), y en –al decir de los investigadores– otros títulos que permanecen inéditos.