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Celestino Galli nació en Carrù, en el Piamonte italiano, en 1803, en el seno de una conocida familia (su padre era farmacéutico). Pasó su juventud fuera de su patria chica, llegando pronto a Londres, donde se instaló como profesor de lenguas. Allí, su mente inquieta lo llevó a perfeccionar el taqueógrafo de Pietro Conti (1796-1856) y crear el potenógrafo en 1830, antecedente de la máquina de escribir. En 1831 marchó a Bélgica, atraído por la revolución que llevaría a independizarse de los Países Bajos a las provincias del sur y crear el Reino de Bélgica. Una vez terminada esta revolución, vino a España para intervenir en las Guerras Carlistas, en el bando de la reina María Cristina, participando en varias batallas a las órdenes de Baldomero Espartero (1793-1879). Llegó a ser capitán del ejército y recibió algún título honorífico por sus méritos. En Lérida fundó el semanario El amigo de la civilización a finales de 1837, y en Gerona el periódico liberal El vigilante en 1839. En 1848 regresó a Italia, a Mondovì (en el Piamonte), donde ese mismo año fundó un periódico de corte liberal, Il vero per il bene, que trasladó inmediatamente a Asti (también en el Piamonte). En este tiempo colaboró en el semanario La Ragione, lo que le hizo ganar alguna fama. Fue nombrado bibliotecario municipal de Alessandria (de nuevo en el Piamonte, no lejos de Asti). Cansado por los estudios, y enfermo, se retiró a su Carrú natal donde murió en 1868, donde aún pudo dedicar algún tiempo al intento de crear una lengua universal.
Aparte de sus trabajos periodísticos, Galli es autor de obras de temática variada, filosófico-política, de moral, sobre las razas humanas, de veterinaria, de geografía, de historia, de creación, como las Favole in prosa ed in verso (Librairie des Langues Étrangères, París, 1829), así como de otros escritos de tema lingüístico; por ejemplo, el Essai sur le nom et la langue des anciens celtes (Saint-Étienne, Janin, 1843), The Key to the Tabula philologica (Londres, 1834), donde hace una presentación de tres mil lenguas o dialectos, o el Vocabolario dei termini d'agricoltura, ricavato dai migliori dizionarii, e dai lavori speciali dei piu famosi agronomi (Fratelli Reycend e C., Turín, 1857), además del Alphabet-arlequin ou Nouveau système de caractères agréables et instructifs donnant le son de la lettre en même temps qu'ils en représentent la forme (Librairie de L. Hachette, París, 1845) para enseñar con rapidez las letras a los niños. A nosotros nos interesa por su Grammaire raisonnée de la langue espagnole, con la que Galli pretendía llenar las lagunas que había en sus predecesores, desde Nebrija a Salvá, y eliminar lo superfluo, además de simplificar las reglas. En ella concede un lugar poco habitual al léxico y al significado de las palabras. Aunque la pretende meramente descriptiva, no deja de pensar en los hablantes de otras lenguas, por lo que se fija en algunas particularidades de nuestra lengua (por ejemplo, los verbos estar y haber, ser y estar, ser, estar y el francés être, las preposiciones por y para, etc.).
Manuel Alvar Ezquerra