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No se conocen las fechas de nacimiento y de muerte de Juan de Luna, protestante español que tuvo que dejar la península en 1612 a causa de sus convicciones religiosas. Se suele admitir 1575 para el nacimiento, probablemente en la provincia de Toledo, y podría haber muerto en 1645 en Londres.
Juan de Luna forma parte del conjunto de los protestantes que tuvieron que exiliarse a causa de sus convicciones religiosas. Después de su estancia francesa, la declaración de Niort en 1621 le hace pasar a Inglaterra, donde oficia como pastor protestante mientras sigue enseñando su lengua a los extranjeros. Tanto en Francia como en Inglaterra supo encontrar la protección de nobles protestantes influyentes y ocupar su sitio en la sociedad que frecuentaba.
Si nunca se ha perdido el recuerdo de la figura de Juan de Luna es porque reeditó el Lazarillo de Tormes (París, 1620) en su versión española a la que añadió, además de una traducción francesa, una continuación de muy buen nivel literario, todo ello en un mismo volumen pero con portadas propias. Esta publicación ilustra perfectamente la personalidad de Juan de Luna, emigrado que tuvo que sacar provecho de lo único traía consigo: la lengua española.
A lo largo del siglo XX se volvieron a descubrir los tres estados de la gramática del español que Luna escribió para un público extranjero, titulados Arte breve y compendiossa para aprehender a leer, pronunciar, escrevir y hablar la lengua española, con un leve variante en el título londinense que parece insistir en la oralidad, Arte breve y compendiossa para aprender a leer, pronunciar, escrevir y hablar la lengua española. Las dos primeras (ambas publicadas en París en 1616) se dirigen a los franceses mientras que la tercera (Londres, 1623) está concebida para los ingleses. En esta figura un «Coloquio familiar, en qual [sic] se contienen las palabras más ordinarias de la lengua española, muy útil y prouechoso para los que la quieren aprender, entre un maestro y un discípulo» en el que se van enumerando las cosas a través de epígrafes concretos, en total 61, separados en tres estaciones o partes, sin título específico, y que vienen a ser una nomenclatura. Las ediciones francesas, aunque poco extensas, revelan una verdadera reflexión en ciernes tanto desde el punto de vista didáctico como lingüístico. La edición inglesa, mucho más desarrollada, introduce capítulos enteros de una obra gramatical anterior, Orthographía y pronunciación castellana (1578) de Juan López de Velasco, lo que paradójicamente le resta coherencia e innovación. Siempre con un propósito didáctico, Luna da a la imprenta un libro de diálogos, los Diálogos familiares en los qvales se contienen los discursos, modos de hablar, proberuios, y palabras españolas más comunes (París, 1619), dirigidos a los alumnos franceses. Aunque solo cinco de los doce diálogos son suyos (los otros siete están tomados de John Minsheu), prueban el interés del autor para su lengua y la transmisión de esta.
Marie-Hélène Maux-Piovano