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José de Jesús Muñoz Capilla, filósofo y gramático agustino, nació en Córdoba en 1771. Su padre le procuró un maestro privado con el que inició sus estudios, equivalentes a los de primera y segunda educación. A los 15 años se incorporó a la Orden de San Agustín, en cuyos colegios de Granada y Sevilla culminó su formación. Al poco de finalizar sus estudios, ganó por oposición la cátedra de Filosofía en el Convento de San Agustín (Córdoba), que ocupó a la vez que iba creciendo su fama como predicador. Con apenas treinta años, fue nombrado prior de Córdoba y, como tal, fue llamado por la Junta Superior de Gobierno para ocuparse de asuntos políticos durante la invasión francesa (1808-1814). Ante el cariz que estaba tomando la guerra y los infructuosos intentos de Muñoz por mediar en el conflicto, se retiró a Valencia, donde se dedicó, además de a sus habituales tareas como religioso, al estudio de la Botánica. Una vez fueron expulsados los invasores de Andalucía (1812), Muñoz regresó al convento agustino de su ciudad natal. Allí, Pedro Antonio de Trevilla (1755-1832), obispo cordobés, le encargó el cuidado de la biblioteca episcopal y la dirección del hospicio. Fue propuesto al obispado de Salamanca en 1822, un honor que rechazó formalmente con el propósito de recluirse en su celda para la redacción de su obra; sin embargo, por el decreto de exclaustración general (1835), su labor se vio interrumpida y tuvo que refugiarse en casa de su hermana. A pesar de la tensa relación entre la Iglesia y el Gobierno, fue propuesto, una vez más, a un obispado, esta vez el de Gerona (1836), que volvió a declinar. Permaneció en Córdoba dirigiendo el hospital de incurables hasta 1839, fecha en la que enfermó. Falleció en 1840.
Muñoz Capilla expuso en La Florida. Extracto de varias conversaciones habidas en una casita de campo inmediata a la villa de Segura de la Sierra por los años de 1811 y 1812, que forman un tratado elemental de ideología, lógica, metafísica, moral, etc., para uso y enseñanza de la juventud (Imprenta de D. M. de Burgos, Madrid, 1836) la teoría filosófica que construyó basándose en una ideología espiritualista con tintes religiosos; la misma que se puede observar en otros trabajos de distinta materia: político-sociales y lingüísticos. Su aportación a la lingüística española, la Gramática filosófica de la lengua española y el Arte de escribir, presenta reminiscencias de los sensualistas franceses, concretamente de Condillac (1714-1780). La división bipartita de la Gramática en Morfología y Sintaxis tiene una particularidad: el estudio de las relaciones sintácticas va precedida de una teoría del lenguaje. En cuanto a la retórica que dejó manuscrita, el Arte de escribir, establece el orden lógico de las ideas como requisito indispensable para lograr el estilo en la redacción, un principio filosófico en la línea de su ideología. Varios años después de su muerte, en la década de 1880, un miembro de su orden, Conrado Muiños Sáenz (1858-1913), decidió publicar el Arte en la Revista agustiniana (5-7, 1883-1884) primero, y en un único tomo anotado, después. Lejos de relegarlas al ámbito exclusivamente teórico, Muñoz Capilla propuso la aplicación práctica de sus teorías en pro del bienestar social en el Tratado de la organización de las sociedades (Imp. y Lib. de la Viuda de Cuesta e Hijos, Valladolid, 1888). Entre las obras dio a la luz, se encuentran, además, otras motivadas por su condición religiosa: el Tratado del verdadero origen de la religión y sus principales épocas, en que se impugna la obra de Dupuis titulada Origen de todos los cultos. Precede una disertación sobre la antigüedad del Zodiaco (Imprenta de Espinosa, Madrid, 1828), donde defiende la religión católica, El libro del Eclesiastés explicado con notas que facilitan su inteligencia (Imp. y Lib. de la Viuda de Cuesta e Hijos, Valladolid, 1881) y sus Sermones (Fundición y Estereotipia de M. Rivadeneira y Comp., Madrid, 1846), en dos volúmenes, también publicados póstumamente. Buena parte de su obra sigue aún manuscrita y muchos de esos trabajos, de diversa índole –Historia, Botánica, Astronomía, entre otras disciplinas–, pertenecen a un ambicioso proyecto pedagógico, a saber, una enciclopedia que aunara todos los saberes, que quedó inconcluso: Tratado de Astronomía, Crónica de la antigua población de Ilíberis, Tratado de Botánica, etc.
Leticia González Corrales