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Jules Adeline nació en Ruán (Francia) en 1845. Fue historiador, dibujante, grabador, arquitecto y arqueólogo. Se formó con el dibujante y grabador Henry Somm (1844-1907). Sus primeros trabajos fueron proyectos y dibujos de arquitectura, siendo un creador muy activo. Fue miembro y archivero de la Société des Amis des Sciences Naturelles de Rouen, cronista y colaborador artístico de varios periódicos locales y diversas revistas. Entre 1873-1886 expuso en el Salon des Artistes Français (en las secciones de arquitectura y grabado), participó rn varias exposiciones y obtuvo una medalla en la Exposición Universal de Filadelfia en 1886. En 1881 fue recibido como miembro residente de l'Académie des Sciences, Belles-Lettres et Arts de Rouen (de la que llegó a ser presidente en 1890), y al año siguiente de la Commission des Antiquités de la Seine-Inférieure. También formó parte de las Comisiones de antigüedades, de arquitectura y de l’École Régionale de Beaux Arts. Su pasión por los libros lo llevó a buscar ediciones raras y buenos libros modernos. Adeline se interesó por la imagen decorativa en todas sus formas, de ahí que destacara como decorador e ilustrador de libros, revistas, carteles y también por el arte japonés.
Nos ha dejado numerosas obras (libros y artículos) sobre arte, arquitectura, arqueología y museos de Ruán y los alrededores de la alta Normandía, así como de algunos de los dibujantes y grabadores. También realizó numerosos grabados para diversas obras de distintos escritores, se dedicó al estudio de otras técnicas artísticas y publicó tratados didácticos. En 1895 elaboró un estudio sobre el nuevo procedimiento que acababa de aparecer, L'Illustration photographique. También escribió dos monografías de artistas un estudio sobre el grabador y dibujante normando Brévière (1876) y un catálogo de la obra grabada de Hippolyte Bellangé (1880).
Su publicación más importante y que extendió su fama fuera de Francia fue la del Lexique des termes d'art (1884), obra que se considera clásica, muy apreciada por la claridad de sus definiciones. En el prólogo precisa que su objetivo era presentar una definición concisa del mayor número posible de términos de Arte. La obra es de carácter general pues recoge términos de las diferentes artes: arquitectura, pintura, escultura y artes decorativas. Contiene cerca de 5500 definiciones y se acompaña de 1400 grabados. Fue traducida al inglés y al español. La traducción española se debe a José Ramón Mélida (1856-1933), facultativo del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios adscrito al Museo Arqueológico Nacional. Mélida es considerado el padre de la Arqueología española. Desde 1916 desempeñó el cargo de Director del Museo Arqueológico Nacional. Fue Académico de número de la Real Academia de la Historia, y de la de San Fernando. Perteneció al Instituto Arqueológico Romano-Germánico, a la Sociedad de Anticuarios de Londres y a la Hispanic Society de Nueva York; desempeñó la Cátedra de Arqueología de la Universidad Central, y fue Consejero de Instrucción Pública. Autor de innumerables obras sobre arqueología e historia del arte, también escribió novela y se conserva bastante teatro inédito de su mano.
Entre su prolífica obra literaria, Mélida dedicó sus esfuerzos a actualizar, mejorar y traducir el Vocabulario de términos de Arte, publicado por J. Adeline. Nada menos que 527 páginas componían este ambicioso diccionario de terminología artística. Respecto al original, aportó Mélida 600 nuevos términos que acompañó de ilustraciones y dibujos aclaratorios. El autor se expresaba en los siguientes términos para referirse a las motivaciones que le llevaron a escribir la obra: «Nos propusimos, al emprender esta traducción, que el vocabulario respondiera a dos clases de consultas, a saber: averiguar la significación de un término cualquiera o averiguar su equivalencia francesa […] no hay día en no nos veamos en una aprieto al tropezar con una expresión técnica cuyo sentido adivinamos, pero cuya extensión necesitamos precisar». Fue patrocinado por la Academia de Bellas Artes y premiada por la Academia francesa. Durante muchos años, la traducción del vocabulario de Adeline fue el diccionario manual manejado por los entendidos en arte de España. Como advertía Mélida, en la nota introductoria, el vocabulario de Adeline era la «obra de vulgarización de conocimientos, cuya necesidad en España se dejaba sentir». Por ello, se convirtió en la obra más importante en la segunda mitad del siglo XIX en lo tocante a todas las artes, incluida la arquitectura.
Aurora Miró Domínguez