Bibliographic directory of dictionaries, grammars, books on the history of the Spanish language, orthography, prosody, metrics, dialogues...
Julián Bermejo fue un religioso agustino y filólogo español, activo durante la primera mitad de siglo XIX en el archipiélago filipino. Nuestro autor nació en la localidad manchega de Villanueva de San Carlos (Ciudad Real, España), también conocida como El Pradillo, en 1777. Tras una infancia de la que se han conservado pocos datos, el manchego ingresó con 15 años (1792) en el Real Colegio Seminario de los Agustinos, en Valladolid, donde se formó durante tres años. Culminada su formación y hechos los votos, Bermejo se embarcó en Cádiz, vía Nueva España, rumbo a Filipinas, en 1795; arribado a Manila nueve meses después, el religioso amplió su formación en el convento de San Agustín de la capital isleña. En 1800 recibió su primer destino –que, además, sería el definitivo–, la isla de Cebú, en las Bisayas centrales. Fray Julián vivió los primeros meses en el convento del celebérrimo Santo Niño, institución de la que llegaría a ser prior tiempo después y durante largos años; en el resto de su vida despeñó el trabajo de párroco en diversas localidades de la isla, así como el de definidor y prior provincial. Además de por su labor pastoral, el manchego se interesó por la lengua local, el cebuano, que llegó a dominar a la perfección, y destacó por su incansable lucha contra la piratería musulmana, que en aquella época amenazaba y martirizaba a toda la población bisaya. Julián Bermejo murió (1851) en la isla que le había servido de hogar durante 50 años, rodeado de un amplio reconocimiento por su trayectoria evangelizadora y en defensa de los cebuanos.
El quehacer filológico del padre Bermejo se centró en la descripción de la lengua bisaya-cebuana, y cristalizó en el compendio y edición que del Arte de la lengua zebuana de su correligionario Francisco Encina (1715-1760) llevó a las prensas en 1836. Esta obra, que hasta la llegada del siglo XIX circuló solo de forma manuscrita, apareció en 1836 sin que constara el nombre de su compendiador; este hecho, junto con la existencia de una rara edición anterior de ese texto, sin nombre del autor, impresa posiblemente en Sampaloc, en 1801 o 1804 –no hay consenso de la crítica–, oscureció mucho la autoría de la edición de este manual y el papel que el manchego tuvo en ella. Sin embargo, un cotejo entre los textos de 1836 y el de su segunda edición (Pequeña Tipo-litografía del Asilo de Huérfanos de Ntra. Sra. de Consolación, Tambolong, 1895), en la que ya aparece el nombre de Bermejo, despeja cualquier clase de dudas. Sea como fuere, este tratado sobre la lengua de Cebú gravita en torno a la descripción morfológica de ese idioma, tanto nominal como verbal, y solo en muy menor medida, sobre cuestiones sintácticas.
Jaime Peña Arce