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Pablo Biolley Matthey —Paul Biolley Matthey fue su nombre de bautismo— fue un filólogo y naturalista aficionado suizo, que vivió gran parte de su vida en Costa Rica. Nuestro protagonista nació en Neuchâtel, en la Suiza francófona, en 1862. Vio la luz en el seno de una familia culta que se preocupó porque sus vástagos recibieran una esmerada educación. Así, el joven Pablo terminó licenciándose en letras en la Universidad de su ciudad. Recién licenciado, comenzó el ejercicio de la docencia en los Países Bajos. En 1885, con 23 años, llegó a Costa Rica con el encargo de crear una escuela normal para la formación de maestros; ya nunca más abandonaría ese país centroamericano. Durante los años vividos en Costa Rica, se preocupó por el estudio de las letras y, especialmente, por el de las ciencias. En concreto, los estudios entomológicos llamaron particularmente su atención. Tanto es así que muchas especies de plantas e invertebrados llevan su nombre, biolleyi, porque a él se debió su descubrimiento. Nuestro suizo perteneció a un sinnúmero de organizaciones científicas y recibió en vida abundantes reconocimientos. También se dedicó a la docencia durante años en el Liceo de Costa Rica, donde impartió clases de Griego, Historia y Ciencias Naturales. Finalmente, falleció en San José de Costa Rica en 1908. Como homenaje, un cerro de la cordillera de Talamanca, un pueblo y un distrito del cantón de Buenos Aires de Puntarenas llevan su nombre.
El trabajo filológico que este autor dejó publicado fue escaso. De hecho, se reduce a unos Elementos de gramática griega aplicados al estudio de la lengua castellana, dedicados a su amigo Carlos Gagini (1865-1925), e impresos en París. Este texto, de contenido eminentemente pedagógico y destinado a sus estudiantes, está dividido en 32 lecciones. Estas presentan el alfabeto griego y dan a conocer los rudimentos fónicos y morfosintácticos del griego clásico. El manual termina con unos ejercicios de aplicación práctica.
Jaime Peña Arce