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Antoni Bulbena i Tosell –también escrito Tusell–, nació en Barcelona en 1854 y murió en La Garriga (Barcelona) en 1946. Estamos ante un autor catalán de una prolífica y discutida obra de desigual valor, poco apreciado por sus coetáneos y por la lingüística contemporánea. Con frecuencia firmaba sus obras con los pseudónimos de Mossèn Borra, Antoni Tallander o Ali-Ben-Noab-Tun. Pese a su abundante obra, su figura ha sido criticada y denostada por su oposición a la normativa fabriana (reforma ortográfica y gramatical de Pompeu Fabra en 1912) y su defensa de un catalán arcaizante.
Se sabe muy poco sobre su vida personal. A partir de su obra Recorts d'un barceloní octogenari (manuscrito de la Biblioteca Catalana, 1936) sabemos que provenía de una familia acomodada, que viajó y estudió por España y Europa. En 1870, a los dieciséis años, estudió en el Instituí Délessert, en Suiza, donde recibió una educación plurilingüe, lo que le permitió desempeñar más tarde su faceta de traductor. En sus Recorts nos cuenta que conserva un buen recuerdo de un viaje por Castilla y el País Vasco en 1880 y que tuvo siete hijos, el pequeño de los cuales, Antoni, murió en accidente aéreo en 1922. Narra con pesar la victoria de la izquierda en las elecciones de febrero de 1936 y achaca esta victoria a las mujeres por su «falta de experiencia» en las votaciones. Narra con tono trágico y de forma detallada los horrores de la guerra y después con indignación la entrada del ejército nacional en marzo de 1939. Formó parte de la Academia de la Lengua Catalana, y mantuvo siempre una firme defensa de un catalán antiguo de corte medieval, el cual ya tenía pocos seguidores a principios del siglo XX, puesto que implicaba ir en contra de las normas ortográficas fabrianas del Institut d’Estudis Catalans. Sin embargo, Bulbena no se dio nunca por vencido, y hasta el final de sus días se opuso a la reforma gramatical y ortográfica de la lengua catalana, con lo que, a pesar de su enorme trabajo dentro de la filología catalana, su lucha antifabriana y su falta de rigor científico lo han convertido en una figura de poca o ninguna consideración dentro de la filología catalana.
Con respecto a su obra, fue un prolífico bibliógrafo, gramático, lexicográfico, traductor, editor, etc. En conjunto, como creador o traductor, es autor de una gran producción bibliográfica –donada y conservada en gran parte en la Biblioteca de Cataluña. Entre sus facetas destacamos su labor como traductor. Bulbena consideraba que una lengua alcanzaba altura y prestigio si contaba con traducciones de todos los clásicos, entre ellos los castellanos. Así realizó traducciones y adaptaciones al catalán de obras de todo tipo, desde Homero hasta Zola o el Evangelio de San Juan, La Divina Comedia de Dante (1908), Shakespeare, Cervantes o La Celestina. Bulbena es conocido por ser el primer traductor al catalán del Quijote, con el título de El Quixot: L'enginyós cavaller Don Quixot de la Mancha. Traslladat á nostra llengua materna, y en algunes partides lliurement exposat per Antoni Bulbena y Tusell (Barcelona, Tipografía de F. Altés, 1891), y por traducir todas las novelas de Cervantes para la sección cervantina del Institut d’Estudis Catalans.
En cuanto a su contribución como lexicógrafo, fue autor de diversos diccionarios bilingües o trilingües, gracias a su formación plurilingüe y conocimiento del catalán, castellano y francés, principalmente. Su primera obra lexicográfica conocida es el Diccionari català-francès-castellà o sía promptuari d'aquelles veus e locucions adverbials més propriament usades del poble e dels autors catalans tant antichs com moderns (1905), obra que incluye unas 37 000 entradas con equivalencias en castellano, francés y algunos sinónimos en catalán. Su conocimiento lingüístico le lleva también a elaborar otros diccionarios bilingües con el par de lenguas castellano y catalán: el Nou diccionari castellà-català en 1913 y más tarde, el Diccionario catalán-castellano, el más completo manual, en voces antiguas y modernas, hasta ahora publicado. Compuesto según los más razonables estudios filológicos y fonológicos en conformidad con el catalán literario-tradicional (1919), publicado cuando el autor ya formaba parte de la Acadèmia de la Llengua Catalana, incluye unas 42 000 entradas, un prólogo en el que hace un breve repaso a la lexicografía catalana y trata algunas cuestiones ortográficas. Finalmente publica el diccionario bilingüe catalán-francés, Diccionari de les lléngues francesa & catalana (1921), con una introducción en la que repasa las relaciones lexicográficas entre el catalán y el francés desde la obra de Pere Lacavalleria (¿?-1645). Incluye los dos sentidos: francés-catalán (26 000 lemas) y catalán-francés (1200 lemas). También es autor de un inédito diccionario erótico bilingüe francés-catalán, catalán-francés: Flora pornogràfica francesa. Suplement al argot francès / Flore pornographique catalane. supplément à l'argot catalan (1921). Por todo ello, Antoni Bulbena se puede considerar una figura destacada dentro de la lexicografía catalana menor.
Pese a la magnitud de su obra lingüística, de mayor o menor valor, Antoni Bulbena sigue siendo un autor desconocido, pero no se le puede negar su enorme trabajo en favor de la lengua catalana.
Isabel Santamaría Pérez