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Justo Donoso Vivanco fue un eclesiástico, obispo, erudito, profesor universitario y ministro chileno del siglo XIX. Nuestro autor vio la luz en Santiago de Chile, en el seno de una prototípica familia criolla de los últimos años de la dominación española. Su infancia, pese a que su familia procuró mantenerse al margen de los vaivenes políticos, estuvo marcada por las turbulencias que presagiaban la emancipación del Reino de Chile. Al cumplir los 16 años (según otras fuentes, con 14), vencidas las resistencias paternas a su vocación religiosa, y justo cuando Bernardo O’Higgins (1778-1842) preparaba la reconquista de Chile en compañía de San Martín (1778-1850), Donoso ingresó como novicio en un histórico convento dominico santiaguino. Tras varios años de aprendizaje, en 1822 se ordenó sacerdote, profesó como dominico y culminó los estudios de Teología. Recién licenciado, comenzó la enseñanza de Teología y Filosofía en la Recoleta Dominica, institución en la que se había formado y a la que siguió ligado durante largos años, salvo durante un pequeño lapso (1828-1829), tiempo en que misionó por los territorios de las entonces provincias de Aconcagua y Coquimbo (en el centro norte del país). En esas mismas fechas, el presidente de la República, Ramón Freire Serrano (1787-1851), sucesor de O’Higgins, decretó la disolución de las órdenes religiosas en el país andino y la confiscación de sus bienes. Ante esa tesitura, y tras su retorno al convento de Santiago, Donoso Vivanco decidió secularizarse y convertirse en sacerdote diocesano como párroco de Talca (provincia homónima, región de Maule), en el centro sur del país, donde permaneció 11 años compaginando sus ocupaciones con el estudio del Derecho, tanto civil como canónico. En 1840 fue nombrado profesor de Teología y Derecho Canónico en el Seminario Conciliar de la capital; dos años más tarde alcanzaría el rectorado de esa institución y se convertiría en juez eclesiástico de la diócesis de Santiago. En 1847 fue propuesto por el gobierno chileno para ocupar el recién creado obispado de Ancud, en la isla de Chiloé. Solo permaneció allí por espacio de cuatro años, pues en 1851 fue propuesto para una responsabilidad de mayor relevancia, obispo de La Serena (Coquimbo). Se mantuvo en este cargo hasta su muerte y lo simultaneó con el de ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública durante el gobierno del conservador José Joaquín Pérez Mascayano (1801-1889), cargo que ostentó durante un año, y con los de diputado nacional y senador en diferentes legislaturas.
Justo Donoso Vivanco fue un reputado estudioso de la Teología y el Derecho Canónico, no solo en Chile, sino en toda la Sudamérica de habla española. Muchos de sus escritos alusivos a estas materias se convirtieron en manuales obligatorios en muchas universidades hispanoamericanas y alcanzaron una notable difusión. Dentro de su producción destaca el Diccionario teolójico, canónico, jurídico, litúrjico, bíblico, etc. En este texto, y siguiendo la propuesta ortográfica de Andrés Bello (1781-1865), como era obligatorio en el Chile de la época, el autor repasa y explica por orden alfabético distintos conceptos de las materias en las que era especialista.
Jaime Peña Arce