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Juan Bautista Erro Azpiroz (también citado como Juan Bautista de Erro y Azpiroz) nació en Andoáin (Guipúzcoa) en 1773. Se formó en el Seminario Patriótico de Vergara –el futuro Real Seminario de Nobles de Vergara–, donde estudió las lenguas española y latina. Ingresó en la guardia de corps, aunque por poco tiempo, pues abandonó la plaza para ejercer, desde 1791, como funcionario de las Minas de Almadén (Ciudad Real). En 1798 fue nombrado contador de rentas reales en Soria y, en 1807, regresa a Castilla La Mancha con un cargo similar en la Contaduría General de Propios y Arbitrios y Rentas Reales de la provincia. Durante la Guerra de Independencia (1808-1814) fue intendente y presidente de la Junta Superior de La Mancha. En su etapa de gobierno, logró, con el consentimiento de la Real Junta de Gobierno de Cádiz, la renovación y la reorganización de la Junta, estableciendo un representante para cada partido judicial de la provincia, a saber, Alcaraz, Almagro, Infantes y Alcázar de San Juan (1810). También contó con la aprobación de las Cortes de Cádiz para crear un cuerpo militar en ese mismo año. Tras el regreso de Fernando VII (1784-1833), fue designado intendente de Madrid y de su provincia (1814) y, cuatro años más tarde, intendente del ejército y Cataluña. Fue alcalde y juez honorario de su localidad natal (1818), a partir de 1819 académico correspondiente de la Real Academia de Historia y, desde 1820, miembro de la Academia de Buenas Letras de Barcelona y socio numerario de la Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona. En el breve lapso del Trienio Liberal (1820-1823), se retiró de sus funciones y se exilió en Francia tras una corta estancia en su provincia natal, desde donde colaboró activamente en la restauración del poder monárquico. Con la restitución del gobierno absolutista en 1823, Erro fue nombrado ministro de Hacienda, consejero de Estado y benémerito de la patria por las Juntas de Guipúzcoa; sin embargo, no desempeñó estos cargos de manera continuada, ya que fue desterrado, y nuevamente rehabilitado, en varias ocasiones durante la última etapa de gobierno de Fernando VII (1823-1833). En 1824 fue condecorado con la Legión de Honor francesa y nombrado académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1833 se exilió en Inglaterra por motivos políticos, aunque regresó poco tiempo después como ministro universal (1835). Erro propuso el sitio de Bilbao en 1836, que resultó ser un fracaso, tras lo cual dimitió y abandonó el país definitivamente. Falleció en Bayona (Francia) en 1854.
Juan Bautista Erro Azpiroz dio a las prensas tres obras con las que contribuyó al debate sobre el origen filogénetico de las lenguas. Nuestro autor adujo nuevas pruebas con las que pretendía sustentar la teoría lingüística sobre la supremacía de la lengua vasca encabezada por Pablo Pedro de Astarloa (1752-1806): la filiación del alfabeto griego con el vasco y la lectura de las inscripciones ibéricas en vasco, entre otras. Al igual que su predecesor, Erro defendía el estatuto del vasco como lengua primitiva en Alfabeto de la lengua primitiva de España […] (1806), Observaciones filosóficas en favor del alfabeto primitivo (1807) y El mundo primitivo, o Examen filosófico de la antigüedad y cultura de la nación vascongada (1815). Su obra fue traducida al francés por Éloi Johanneau (1770-1851) (Alphabet de la langue primitive de l’Espagne et explication de ses plus anciens monumens, en inscriptions et médailles […] suivi de la critique de cet ouvrage, par D. J. A. C., curé de Montuenga, traduits l’un et l’autre de l’espagnol en français, par extrait, avec des remarques sur la lecture et l’explication de ces inscriptions, s. n., París, ¿1808?) y al inglés años más tarde (The alphabet of the primitive language of Spain, and a philosophical examination of the antiquity and civilization of the basque people, Press of Isaac R. Butts, Boston, 1829).
Leticia González Corrales