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Magín Ferrer y Pons nació en Barcelona en 1792. Con catorce años, en 1807, tomó el hábito de la Orden de la Merced en el convento barcelonés, donde realizó sus estudios, mostrando un gran talento y una notable inteligencia, pese a la irregularidad en su desarrollo debida a la Guerra de la Independencia (1808-1814). Cuando los terminó, en fue profesor de Teología en el mismo colegio. En 1824 va a Tarragona como rector y regente del colegio de la orden, el Colegio de San Pedro Nolasco. Por su compromiso político aceptó la dirección de El Diario de Tarragona, cuya imprenta instala en el convento. A lo largo de su vida desempeñó varios cargos eclesiásticos en diversas localidades, entre ellos el de examinador sinodal del real Consejo de las Órdenes. En 1841 se le concedió el grado de maestro en Teología. Partidario de Carlos María Isidro de Borbón (1788-1855), pretendiente a ocupar el trono español, participó en actos en su defensa y dejó algunos escritos en este sentido (por ejemplo, el Examen de las leyes, dictámenes, hechos históricos, razones y causas que el gobierno usurpador y de las llamas Cortes de 1834 alegaron [...], J.-B. Alzine, Perpiñán, 1839; a la edición de 1869 –La Esperanza, Madrid– se antepuso al título La cuestión dinástica). Al finalizar la Primera Guerra Carlista (1833–1840) emigró a Francia, a Perpiñán, donde conoció a Pedro Puiggarí (1768-1854). Su exilio no duró mucho y pronto regresó a España. Murió en Madrid en 1862.
Nuestro fraile mercedario es autor tanto de obras de historia política de Cataluña de sermones, de cartas abiertas al gobierno, y, por lo que interesa a la BVFE, de diccionarios. Las primeras hoy casi son desconocidas. Bajo las iniciales de F. M. F. P. y M. M., que corresponden a corresponden a Fray Magín Ferrer Presbítero y Maestro Mercedario, publicó en Reus, en 1836, un Diccionario manual castellano-catalán, que había redactado para su propio uso, pero quienes habían visto el manuscrito le pidieron que lo diera a la luz. Estaba pensado para los hablantes de español que quisiesen tener algún conocimiento de la lengua catalana. Su estructura es muy simple, ya que no contiene definiciones, sino solamente los equivalentes catalanes de las voces castellanas. El repertorio tuvo una segunda edición en cuya portada aparece el nombre completo de nuestro fraile, completado con una colección de refranes castellanos traducidos al catalán.
Como complemento del diccionario castellano-catalán, publicó tres años más tarde un Diccionario catalán-castellano, para cuya realización dice haber tomado las palabras catalanas del anterior con su equivalente castellano, ordenándolas alfabéticamente. Después, añadió las palabras que iba encontrando en otros diccionarios del catalán para completar el conjunto. La obra tuvo una nueva edición en 1854. Pese al trabajo realizado, su valor lexicográfico es nulo en palabras de Colón y Soberanas, aunque no carece de interés por el sistema ortográfico adoptado para el catalán.
También colaboró Fr. Magín Ferrer con Pedro Puiggarí en la parte española de su edición del conocido manual El Novísimo Chantreau (1841), cuyo nombre, de nuevo, aparece solamente con las letras iniciales.
Manuel Alvar Ezquerra